¡Nada es imposible!
La
época de fin de año siempre es un tiempo de fiestas y celebraciones, pero también es un
tiempo para reflexionar; para recordar a quienes ya no están con nosotros y
también alegrarnos por quienes han llegado a nuestra vida; para hacer un balance de lo
que logramos y de lo que dejamos pendiente; una época donde recordamos los
objetivos que establecimos el año anterior; de alegrarnos y sentirnos satisfechos por aquellos que logramos y tal vez sentir remordimiento y lamentarnos, o encontrar las razones por las que no los cumplimos.
¿Por
qué no fuimos capaces de lograrlos; por qué nos ponemos metas que sabemos que
no vamos a cumplir, por qué si deseamos algo, hacemos lo contrario, por qué algunas personas logran sus objetivos y otras no, cómo saber si las metas que nos proponemos son las adecuadas, las correctas, por qué queremos lograrlas y para quién?.
Existen incontables ejemplos; si
queremos ahorrar, vamos a dejar de gastar en cosas que no necesitamos, no nos
vayamos de parranda cada semana, vamos a comer en casa en lugar de hacerlo en
algún restaurante; si queremos bajar de peso, vamos a iniciar dejando de comer
galletas, botanas, chocolates y refrescos; si queremos estudiar un diplomado, vamos
a investigar las opciones y los horarios, tanto presencial como en línea. Todo
se puede, solo debemos saber cómo.
Para
ayudarnos en el logro de cualquier objetivo que nos propongamos, nuestra mente es el
principal recurso que tenemos; solo debemos estudiarla, saber cómo funciona y aprovecharlo.
Nuestra
mente está compuesta por todo un sistema de redes neuronales de información e
ideas que hemos adquirido a través de los años; estas redes están interrelacionadas
íntimamente unas con otras. Las ideas e información que no se muestran
compatibles con este sistema son rechazadas, no creídas, y, por lo tanto no tienen
ningún efecto en nuestra conducta; por otra parte, las ideas compatibles son
aceptadas de inmediato y se integran al sistema de redes neuronales. Toda esta
información acumulada le permite a nuestra mente funcionar, tanto de manera
consciente como subconsciente, como un mecanismo automático buscador de metas;
que opera como un dispositivo electrónico que busca objetivos concretos; un mecanismo
constituido por el cerebro, los sentidos y el sistema nervioso, el cual es empleado
y dirigido por la mente.
Este
mecanismo de nuestra mente es impersonal, funciona automáticamente con el objeto
de llegar a las metas de éxito o de fracaso que le hayamos programado; lo único
que requiere es que se le establezcan objetivos determinados, claros y
definidos.
Este
sistema guía no es exclusivo del ser humano, todo ser viviente posee uno para
la consecución de sus objetivos, para ayudarle a lograr sus fines; en los seres
irracionales se halla limitado a evitar el peligro y cubrir sus necesidades
básicas con el objeto de asegurar la supervivencia de su especie.
En el
ser humano, el proceso es más complejo, pues no se limita solo a la supervivencia,
cubre también sus necesidades espirituales y emotivas. El mecanismo guía del éxito
en el hombre le ayuda a encontrar soluciones a sus problemas, a crear nuevas
ideas, a buscar y aprender nueva información, a explorar nuevos lugares, a
desarrollar una mejor personalidad, en resumen a lograr el éxito en cualquier
actividad.
Para
ejemplificar como funciona este mecanismo guía de nuestra mente, y como nos
ayuda en el logro de nuestros objetivos, imaginemos una escena donde el
jardinero central de un equipo de béisbol empieza a correr para atrapar una pelota
que viene en pleno vuelo; en fracciones de segundo su mente debe calcular la
velocidad de la bola, su trayectoria, la velocidad del viento, la velocidad a
la que debe correr para llegar al punto de intercepción, la curvatura de caída,
la posición, movimientos y velocidad de sus compañeros, y otra gran cantidad de
cálculos; la mente del jugador realiza todo esto de manera automática, casi sin
pensarlo, el mecanismo automático de logro de metas funcionando de manera
perfecta, registrando los datos que le llegan del medio ambiente a través de
los sentidos, enviándolos al cerebro, buscando la información necesaria
almacenada en las redes neuronales, recuerdos de pasados éxitos y fracasos en
situaciones similares; haciendo los análisis necesarios y enviando las respuestas
a la mente del jugador, todo esto en milisegundos; con esta información, la
mente del jugador envía las señales a los músculos necesarios y este acelera en
la dirección correcta para interceptar la pelota; y aún para hacerlo más
complicado, la mente del jugador detecta que le van a faltar algunos
centímetros para lograrlo y recalcula todo el escenario nuevamente y ordena a
los músculos necesarios que intervengan, y el jugador, gracias a un impulso
adicional de los músculos de sus
piernas, sale volando en el aire y atrapa la bola en pleno vuelo. ¡Objetivo cumplido!; esta situación es un
ejemplo perfecto para describir la forma en que nuestra mente, de manera
automática, nos ayuda en la búsqueda de los objetivos que le proponemos.
¿Pero,
y que pasa si falla?, bueno pues que tal vez la mente del jugador no tenía la
información suficiente, almacenada en sus redes neuronales, por lo tanto
registra esta información de modo que pueda ser utilizada en el futuro para
lograr un objetivo similar; pero lo importante es que el sistema guía de logro
de metas funciona a la perfección; lo único que debemos asegurar son dos cosas,
primero, contar con la información suficiente sobre el objetivo a lograr en
nuestras redes neuronales, recuerden que esta información se registra a través
de una experiencia real o imaginada en todos sus detalles, y segundo, definirle a nuestra mente
exactamente la meta que deseamos lograr.
Cuando
se trata de otros objetivos, diferentes a los deportivos, nuestra mente
funciona de la misma manera, pero para lograr algo, al igual que el jugador,
primero debemos definirle a nuestra mente que es lo que queremos; pero deben
ser cosas realmente importantes para nosotros, cosas que deseamos tanto que no
nos importa el tiempo, el esfuerzo, ni los recursos que vamos a invertir para
lograrlas.
¿Estamos
conformes con lo que hemos logrado en la vida hasta hoy?
En la
búsqueda y el logro del éxito, ya sea personal o profesional, es importante tener
bien claro donde nos encontramos actualmente, pero es más importante la
dirección en la que nos estamos moviendo y la mejor herramienta para esto, es el
establecimiento de nuestro propósito de vida y el plan de objetivos para
lograrlo; pero el principal problema es que por lo general ni siquiera tenemos
un plan de metas y objetivos.
Formar
una familia, lograr una promoción en el trabajo, ser feliz, educar bien a mis
hijos, bajar de peso, hacer una maestría; para algunos son metas; para otros
son solo deseos; ¿qué es lo que realmente queremos, que es importante para
nosotros?
¿Por
qué algunas personas logran sus objetivos y otras no?
En
un análisis realizado con más de 15,000 personas se encontró que solo el 5% de
ellos se consideraban como personas con éxito; el 95% restante no se sentían
felices y vivían solo para satisfacer sus necesidades diarias con grandes
esfuerzos. Uno de los datos de este análisis fue que este 95% no tenía un
propósito de vida claramente definido; mientras que el 5% de los que tenían
éxito no solo tenían su propósito de vida bien claro, sino que además contaban
con planes por escrito y bien definidos de sus metas y objetivos y el cómo
lograrlas.
Otros
estudios indican que solo entre el 3 y el 5% de las personas tienen un plan de
metas y objetivos bien definidos y por escrito y que estas personas logran en
la vida 10 veces más que las personas que no lo tienen. Nuestro mecanismo guía
necesita definiciones para poder orientarse, necesita saber lo que queremos por
esto es importante contar con un plan de metas y objetivos por escrito.
¿Qué
tipos de Objetivos son más importantes, los personales o los profesionales?
No
se puede separar el tema personal del profesional, somos personas indivisibles,
todos los aspectos de nuestra vida se complementan, el secreto está en
encontrar un balance adecuado para lograr el bienestar; pero debemos recordar
que los objetivos deben ser algo importante para nosotros; nuestro aspecto
personal, nuestra familia, nuestro trabajo.
¿Entonces
solo con tener objetivos, estos se realizarán?
Si solamente
pensamos en ellos o los expresamos con
palabras de vez en cuando, no es garantía
de que se realizarán, por esto es muy importante que estén enlazados con nuestro
propósito de vida, con lo más importante para nosotros, con nuestra
razón de vivir; para que a la hora de buscarlos lo hagamos poniendo nuestro
máximo esfuerzo por la importancia que tienen para nosotros; no para otras
personas, estos objetivos, además, deben ser definidos con la mayor claridad, deben
contener las actividades que consideremos necesarias para lograrlos y aceptar
que deberemos invertir tiempo y esfuerzo para lograrlos.
Cada
una de nuestras metas debe tener las siguientes características:
Específicas,
que es lo que deseo lograr, tener muy claro porqué deseamos alcanzarlos nos
ayudará a mantenernos enfocados; mientras más concretos y precisos sean los
objetivos será mucho más fácil para nuestra mente ayudarnos en el logro de los
mismos.
Medibles,
debemos establecer puntos de medición que nos permitan saber si estamos avanzando
en el camino correcto y tomar las medidas correctivas necesarias para continuar
o modificar lo planeado originalmente; esta medición nos permitirá saber que
tan cerca o lejos nos encontramos del resultado final deseado.
Fecha de cumplimiento,
debemos establecer una fecha para su terminación pues en caso de no contar con
un límite de tiempo se puede postergar la búsqueda del objetivo.
Escritas, es
importante que nuestro plan de objetivos así como cada una de las actividades
para lograrlos queden establecidas por escrito eso nos permitirá evaluar de
manera periódica los avances.
Existen
otras características que se aconsejan a la hora de establecer objetivos:
Algunos especialistas mencionan que deben ser “alcanzables y realistas”; que establecer objetivos ambiciosos podría hacerlos inalcanzables y aconsejan ser “razonables” a la hora de definirlos, de manera que se pueda llegar a cumplirlos sin tantos problemas; pero esto, además de ser cómodo, limita el uso de nuestra fuerza de voluntad y creatividad para encontrar los medios necesarios para lograrlos, también estaría enviando un mensaje directo a nuestra mente de que no confiamos en ella y que sabemos que difícilmente nos apoyará a lograrlos; esto le impediría buscar entre la información con que cuenta; o plantear alguna actividad para adquirir esta información, y tener los recursos necesarios para lograr el objetivo planteado.
Otros
especialistas mencionan que nuestros objetivos deben ser ambiciosos, retadores
y exigentes, estoy más de acuerdo con esto pues creo que está más alineado con
la forma en que funciona nuestra mente; le establecemos el objetivo y las
actividades a realizar con las características mencionadas y nuestra mente se
encargará de buscar la forma de lograrlo, utilizando para ello la información
almacenada en nuestras redes neuronales, o buscando la forma de obtenerla si es
que no cuenta con ella.
Esta
época es un buen momento para meditar sobre cuál es nuestro verdadero propósito
en la vida y elaborar un buen plan de metas y objetivos; recordemos que
contamos con el mecanismo más perfecto que existe para conseguirlos; nuestra
mente.
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