viernes, 31 de enero de 2014

Mente y el Subconsciente (Como funciona la mente Vlll)


“Hasta que lo inconsciente no se haga consciente, el subconsciente seguirá dirigiendo nuestras vidas y nosotros lo llamaremos destino”
Carl G. Jung


Existe evidencia científica que demuestra que el cerebro y el sistema nervioso forman un complejo sistema de conducción automática que funciona para cuidar y ayudar a cada ser humano a lograr sus objetivos; la parte principal de este sistema es la llamada mente subconsciente; la que realiza el 95% de las actividades relacionadas con el funcionamiento del cuerpo y de la mente; podríamos considerarla como una especie de guía interior, un ángel guardián, un mecanismo que cuida de nosotros y generalmente nos lleva hacia donde deseamos, o hacia donde más nos conviene; se comunica con nosotros de manera constante, solo debemos aprender a aquietar la mente y reconocer las señales que nos envía; señales que normalmente llamamos corazonadas o intuición.

Durante siglos se le dio más importancia a la mente consciente, al pensamiento lógico, analítico, numérico y racional, la mente de corto plazo, la parte controlada por el hemisferio izquierdo del cerebro; y se dejó de lado a la mente subconsciente, las actividades controladas por el hemisferio derecho; las emociones, la intuición, los sueños, la creatividad, la imaginación, la mente de largo plazo; en ocasiones se les consideró como algo innecesario, o como algo derivado del pensamiento consciente; es hasta finales del siglo XlX que se le empieza a dar la importancia que realmente tiene, cuando Sigmund Freud publica “La interpretación de los Sueños”, con lo que crea la técnica del Psicoanálisis; después viene Carl G. Jung, con la sicología analítica; por las mismas fechas, derivado de la filosofía Alemana, aparece la sicología Gestalt; ya en épocas más recientes, a mediados de siglo XX se publicó algo conocido como la teoría de la autoimagen; después apareció la PNL y más recientemente la conocida inteligencia emocional. Actualmente, algunos especialistas mencionan que solo utilizamos entre el 5% y el 7% de nuestra capacidad mental; imaginen lo que podríamos hacer si supiéramos como utilizar un porcentaje mayor.

A través de varias investigaciones, se ha descubierto que la mente subconsciente es el genio que hace realidad todo lo que deseamos, es quien maneja el funcionamiento de nuestro cuerpo, nuestras respuestas emocionales y nuestra conducta

El subconsciente crea nuestra realidad a través de los pensamientos que tenemos, y el lenguaje que utilizamos, la buena noticia de esto es que se puede programar. Nuestra mente, a través del subconsciente, hace lo necesario para alcanzar aquello que hemos deseado y programado por medio de la palabra y del pensamiento. El subconsciente es la parte de nuestra mente que hace las cosas de las cuales no nos damos cuenta.

Para comprender un poco su estructura y funcionamiento debemos saber que nuestro cerebro está dividido por dos partes llamadas hemisferios; el hemisferio cerebral izquierdo tiene un potencial del 5%, controla los procesos del razonamiento, del pensamiento lógico, lineal y concreto, del análisis y los números, y funciona de manera especializada; y el hemisferio derecho tiene el 95% de potencial; es quien hace que todo funcione en nuestro cuerpo, ejecuta 70,000 procesos simultáneos, entre ellos, la respiración, la circulación sanguínea, los latidos del corazón, el funcionamiento del sistema inmunológico, la sudoración, el crecimiento del pelo, de las uñas, la respiración, la creación de nuevas células, la segregación de hormonas, etc.; y como mencionábamos, es programable a través de los pensamientos y la palabra; controla los procesos emocionales, creativos, la imaginación, y la intuición, y funciona de manera holística.

El subconsciente se puede convertir en un gran aliado a la hora de tratar de lograr los objetivos que nos proponemos, se le puede programar, y de hecho lo hacemos diariamente, cumple todas las instrucciones que le damos a través de los pensamientos y el lenguaje. “Ya viene el invierno y me afecta mucho el frío, siempre me enfermo” y lo más probable es que suceda lo que pensamos; “siempre he sido malo para los números” y el subconsciente dice “tus deseos son órdenes, y no damos una con las matemáticas.

Desde este punto de vista, y a pesar del condicionamiento que hemos recibido a lo largo de nuestra vida, podemos considerar que los únicos responsables de lo bueno y lo malo que nos pasa somos nosotros mismos; si pensamos y esperamos solo cosas negativas, es lo que vamos a recibir; si pensamos y esperamos siempre cosas positivas, generalmente las recibimos.

Sí creemos lo que siempre hemos creído, entonces pensaremos en lo que siempre hemos pensado; actuaremos como siempre hemos actuado, y obtendremos los resultados que siempre hemos obtenido.

Pero, aun aceptando la importancia que tiene el subconsciente, ¿Porqué no conseguimos lograr lo que nos proponemos?; ¿Cómo podemos aprender a utilizar mejor nuestra mente?, ¿Cómo lo reprogramamos para que nos ayude a lograr nuestras metas? 

El subconsciente funciona de una manera muy especial; es literal; lo que creemos y pensamos, sea correcto o no, es la única verdad para él; no distingue entre lo bueno y lo malo, si le decimos no quiero perder; y lo que tenemos en la mente es la imagen de la derrota, lo único que estamos reforzando es la idea de perder y eso es lo que recibimos; carece de análisis y razonamiento, no analiza ni razona si lo que le pedimos es correcto o no, solo hace todo lo posible para cumplir con lo que le ordenamos; funciona en automático, queramos o no el subconsciente siempre está en funcionamiento, no se puede apagar y prender a voluntad, y su función se realiza de acuerdo a las creencias que guardamos en nuestra memoria. La forma en que el subconsciente se comunica con nosotros es a través de la intuición, de los presentimientos, de los sueños, de la creatividad, y del estado de salud de nuestro cuerpo.

La diferencia entre una persona exitosa y una que no lo es, está en sus patrones de comportamiento; sus creencias y sus actitudes son muy diferentes; pero, en ambos casos, estos patrones de comportamiento se realizan de manera subconsciente, no se dan cuenta de cómo llegan a sus resultados; es decir que lo que obtenemos en la vida va a depender en gran medida de las creencias que almacenamos en nuestra mente.

El ser humano es lo que es por lo que cree, no por lo que sabe, y todo este conjunto de ideas y creencias están grabadas en nuestras redes neuronales, en el subconsciente, no en el consciente, es por eso que un curso para cambiar de actitud no da ningún resultado, pues se enfoca en los procesos realizados conscientemente por nuestra mente; primero hay que cambiar la creencia para poder cambiar de actitud hasta convertirla en hábito y grabarla en el subconsciente.

¿Cómo podemos reprogramar el subconsciente?; existen varias técnicas que se pueden utilizar; entre ellas tenemos a la hipnosis clínica, el lenguaje transformacional, la autosugestión, la visualización mental y la programación neuro lingüística o PNL.

Si están familiarizados con el concepto de la autoimagen, podemos utilizar este método para la modificación de nuestras creencias mediante la visualización mental.

Otra de las técnicas que podemos utilizar es la autosugestión mediante el condicionamiento mental, con este método podemos implantar nuevas creencias en nuestro subconsciente.



La construcción de un mundo mejor solo es posible liberando y utilizando nuestras capacidades para el beneficio común; y la mente es la principal de ellas.

¿Estamos conformes con lo que hemos obtenido de la vida hasta el día de hoy; y si es así, estamos conscientes de que pudimos haber logrado mucho más?


¡Los límites solo existen cuando creemos en ellos!

¡Libera tu potencial, Trabaja en tu Mente!



Publicación sobre autoimagen

Publicación sobre condicionamiento





jueves, 30 de enero de 2014

Visión de vida, metas y objetivos.


La importancia de tener una visión para la vida
Recordemos la última vez que nos fuimos de viaje; es asombroso cuanto tiempo invertimos en planificar unas vacaciones si lo comparamos con lo poco que planificamos un viaje de mucha mayor importancia y duración, nuestras propias vidas; tal vez es porque muchos no creemos tener la posibilidad de modificar nuestro destino, tal vez pensamos que todo ya está predeterminado y que hagamos lo que hagamos nada se va a modificar, y por lo tanto no tratamos de cambiarlo, nos conformamos con lo que va apareciendo en nuestra vida; otros simplemente no tenemos, o no sabemos cómo adquirir o construir una visión propia para la vida, no vamos más allá de unas vagas ideas de bienestar general y comodidades que, como todo ser humano, deseamos tener, y solo vamos reaccionando ante lo que nos llega en el día a día; si acaso nuestra planeación se limita a las siguientes semanas o meses. Sin embargo, para conseguir algo, para tener éxito en cualquier actividad, hay que ir más allá, hay que pensar en el largo plazo; hay que utilizar en ello todos nuestros recursos; hay que hacer un esfuerzo consciente para determinar un rumbo específico, un destino hacia el cual dirigirnos; definir qué es lo más importante, que queremos en la vida y la manera en que vamos a lograrlo.

Sin tener antes una visión es imposible preveer aquello que necesitamos para lograrla. Si no tenemos claro el destino al que deseamos llegar en la vida tampoco podremos determinar que habilidades, conocimientos, tiempo o dinero debemos adquirir e invertir en tratar de llegar a él; y de esta forma podemos llegar a los 40, 50, o 60 años con una sensación de que algo hizo falta en nuestra vida, que algo no se llevó a cabo; de que pudimos haber logrado mucho más y perdimos la oportunidad; de que nos vendimos por unos centavos pudiendo haber pedido a la vida mucho más.

Tener una visión para la vida y fijar metas y objetivos para alcanzarla se puede comparar con la elección que hacemos de un destino para las vacaciones y los planes necesarios para llegar allí. El problema es que la mayoría de nosotros pasamos más tiempo planificando cosas sin importancia que el que le dedicamos a planear nuestras vidas; la reunión con nuestros amigos de la siguiente semana, una salida al centro comercial, adquirir algún nuevo videojuego o teléfono inteligente y otras semejantes; el problema no son el tipo de actividades que realizamos, el problema es que al no estar relacionadas con las metas y objetivos de nuestra visión de vida, podemos estar desperdiciando una cantidad importante de recursos en ellas. Y así vamos por la vida, preocupándonos solamente por cubrir nuestras necesidades básicas, o por cosas que, al no tener un rumbo fijo, no nos conducen a nada, y sin embargo, seguimos esperando que algún día las cosas cambien, ¿pero cómo van a cambiar si no sabemos a dónde ir?
Al igual que en las vacaciones, donde la elección del destino es lo más importante para la planificación del viaje; en la vida, lo más importante es saber hacia dónde dirigirnos; tener una visión para la vida. Hay que tener una imagen lo más clara posible de lo que queremos lograr en el futuro.

Algo que ignoramos muy seguido en la carrera del día a día es que nuestro principal activo no son los bienes que poseemos o el capital que tenemos invertido, sino nuestro tiempo. Mientras nos esforzamos en cumplir con nuestras actividades diarias, con todo aquello que no está conectado con las metas y objetivos de una visión de vida, el tiempo pasa y no se detiene por nada ni por nadie. ¿No sería de mucho mayor provecho si enfocamos todos estos esfuerzos en seguir un rumbo preestablecido?..., ¡Claro que sí!
Vamos a evaluar por un momento la opción de seguir en la vida sin tener claridad sobre a dónde queremos llegar y por lo tanto, sin las metas y objetivos necesarios para alcanzar nuestra visión y hagamos la siguiente pregunta:
¿Cómo será nuestra vida dentro de 5, 10 o 20 años más?
Cada uno de nosotros somos responsables por las elecciones que hacemos en la vida y uno de los remordimientos más grandes que podemos tener en el futuro no es por lo que hicimos mal, sino por todo aquello que no hicimos. Por eso hay que elegir lo mejor posible y dedicarnos conscientemente a elaborar un plan de metas y objetivos para alcanzar la visión que tenemos en nuestro corazón y en nuestra mente, para lograr aquello que más deseamos.

¿Cómo podemos adquirir una visión para nuestra vida?
Tomemos un tiempo para pensar y meditar con cuidado acerca de lo que más deseamos en la vida, para esto hagamos las siguientes preguntas:
-¿Qué es lo más importante para mí?
-¿Qué propósito tiene lo que estoy haciendo?
-¿Qué estoy dispuesto a sacrificar para que esto suceda?
Si logramos contestar sinceramente estas 3 preguntas vamos a tener la claridad suficiente para planear nuestro futuro y esto, junto con las metas y objetivos para lograrlo, nos va a dar las energías necesarias para levantarnos diariamente y continuar trabajando hasta alcanzar cada una de esas metas y alcanzar nuestra visión de vida.
La vida tiene mucho que ofrecer, ¿porqué conformarnos solo con mirar como otros logran lo que se proponen, porque no tomar la parte que nos corresponde de éxito y felicidad de la misma manera en que lo hacen ellos?, pensemos en grande y no nos dejemos limitar por nuestra situación actual, ni por opiniones de amigos, parejas o familia; no nos quedemos solo con las ideas de lo que consideramos posible alcanzar; no permitamos que nadie nos arrebate nuestros sueños.
Trabajemos en adquirir una visión de la vida que sea emocionante para nosotros y que valga la pena seguir, sin importar los obstáculos que encontremos. A medida que caminamos en una vida con propósito y visión, nuestra mente se abre y ya no va a encontrar las cosas tan difíciles de lograr.
Una vez que tengamos una visión de lo que deseamos lograr para el futuro, vamos a cuantificarla y a ponerle fecha; por ejemplo, no basta con querer alcanzar la independencia financiera, tenemos que ponerle cifras y un límite en el tiempo; la libertad financiera para algunos es vivir sin deudas, para otros es ganar $ 1,500,000 de pesos al año y otros piensan que tener 30 millones de dólares ahorrados e invertidos apenas es suficiente.
Una vez que establecimos nuestra visión vamos a fijar metas de corto, mediano y largo plazo donde establezcamos cifras y fechas de cumplimiento; esto nos permitirá evaluar nuestros progresos en el camino hacia el logro de nuestra visión; recordemos que una meta solo es un sueño con una fecha tope y que depende principalmente de nosotros mismos que se realice o no.
Vamos a obligarnos a salir de nuestra zona de comodidad; a la mayoría no nos gustan los cambios por naturaleza; sin embargo, siempre aprenderemos más y desarrollaremos nuestras habilidades y nuestra capacidad de superación cuando enfrentemos situaciones desconocidas que demanden esfuerzos adicionales. Sin batalla no hay victoria, sin lectura y meditación no hay aprendizaje, y sin trabajo no hay recompensa… ¿simple no?
Es probable que, mientras leemos esto, algo se despierte en nuestro interior; que tome fuerza en nosotros el deseo de cambiar las cosas, de lograr más y de vivir con un propósito; vamos a escuchar con cuidado nuestra voz interior, no ignoremos estos sentimientos; vamos a iniciar acciones hoy, el tiempo está en marcha y avanza sin detenerse; ¡la vida no es eterna, vamos; a movernos...!

Publicación relacionada:
http://rbb-desarrollo.blogspot.com/2013/07/proposito-o-vision-de-vida.html


viernes, 17 de enero de 2014

La Mente y los Límites de lo posible (Como funciona la mente-VII)

¿Hasta dónde puedo llegar?

¿Cuáles son aquellos aspectos y creencias que nos limitan, la edad, la educación, el género, el dinero, la religión, el medio en el que nos desarrollamos, algún amigo o familiar? ¿Hasta donde podemos llegar en la vida, que debemos hacer para adquirir nuevas habilidades y fortalecerlas; o eliminar esos límites; cuáles de estos son impuestos por nuestro entorno y cuáles son impuestos por nosotros mismos?

Los límites son diferentes para cada uno de nosotros
Todos hemos escuchado alguna vez historias sobre personas que, en casos extremos, donde su vida o la de algún familiar corre peligro, pueden levantar objetos más allá de lo que consideramos posible, deportistas que realizan proezas físicas, personajes que nacieron en la pobreza y llegaron a ser emperadores o presidentes de una nación; o personas que después de ser sugestionadas, mediante hipnosis, pueden soportar una cirugía sin anestesia alguna. ¿Cuáles son los límites de lo posible para nuestro cuerpo y nuestra mente; como darnos cuenta si lo que hemos conseguido hasta hoy en la vida es lo que debe ser, o si podemos lograr mucho más?...; si reflexionamos un poco, casi todos los aspectos que nos limitan de alguna forma en nuestra vida existen, en su mayoría, solamente en nuestra mente; escondidos en el subconsciente, pues en situaciones donde algunos de nosotros solo vemos problemas y obstáculos insalvables, otros ven oportunidades de mejorar, de poner en práctica sus habilidades y de adquirir nuevos aprendizajes.

Llegar al final de nuestra vida y darnos cuenta de que permitimos que alguien, o algo, nos privara, o de que nos privamos a nosotros mismos de ser felices, de desarrollar, liberar y utilizar nuestras capacidades al máximo para lograr una vida mejor; para hacer un mundo más justo, es la decepción más grande que podemos tener; es una pérdida irreparable para la cual no existe solución.

¿Pero, cómo podemos eliminar estos límites que ya existen en nuestra mente?, y que, sin darnos cuenta, influyen en la manera como vemos el mundo y reaccionamos; primero debemos tomar consciencia de cuáles son estas creencias que influyen de tal manera en nosotros, que nos impiden desempeñarnos al máximo a la hora en que debemos tomar una decisión o realizar alguna actividad.

Inténtalo una y otra vez
Esto no es fácil pues normalmente no somos conscientes de su existencia; o si tenemos conocimiento de ellas, por lo general las consideramos como creencias bien fundamentadas en nuestra propia experiencia; pero lo cierto es que la mayoría han sido implantadas en nuestra mente ya sea por el condicionamiento recibido a través de la interacción con nuestra familia, amigos, maestros y compañeros de trabajo; o porque, de alguna manera, nosotros mismos las adoptamos como propias y se grabaron en nuestra mente, y ahora son utilizadas por nuestro subconsciente y actúan sobre nosotros al momento de interpretar la información que nos llega a través de los sentidos; funcionando como verdaderos frenos a la hora que debemos realizar una acción, de forma que nos impiden desempeñarnos al 100% de nuestra capacidad, se han convertido en hábitos y determinan en gran medida como va a ser nuestra conducta, determinan lo que somos y lo que no somos capaces de lograr en la vida.

Las siguientes son algunas de las creencias más comunes que nos limitan a la mayoría; la edad, “a esta edad ya no puedo hacer mucho, ya estoy viejo”, o por el contrario, “soy muy joven, me falta experiencia necesaria para hacerlo”; la educación, “estoy en desventaja porque no estudié en una universidad privada”; el género, “para las mujeres es imposible aspirar a un puesto directivo en una empresa”; el dinero, “tengo muchos proyectos pero para hacer algo se necesita mucho dinero y no tengo el capital suficiente”, o utilizar el dinero y los bienes como medida del éxito; la religión, “mi religión es la única verdadera y no acepto otro tipo de ideas sobre el tema”; el medio en el que nos desarrollamos, “si hubiera nacido en una familia con mejor posición las cosas serían diferentes”; alguna persona, “tengo muchos planes para el futuro pero tal persona siempre me hace sentir que no valen la pena”, o “quiero hacer tal cosa, pero que va a pensar y decir la gente(mi familia, mis amigos)”;  y algunas otras parecidas.

No te frenes a ti mismo
Hace algunos años, un día por la mañana salía para el trabajo, subí a mi auto, un auto de transmisión manual, y me dirigí a la oficina; al cabo de unos 40 minutos llegué y al estacionar el auto me di cuenta que todo el tiempo estuve manejando con el freno de mano puesto; no lo noté porque el indicador no funcionaba, pero, ¡Que forma tan tonta de manejar!; con razón lo sentía raro, sentía como si no avanzara de acuerdo a la velocidad que marcaba el velocímetro, como si, por más que lo forzara, algo le impidiera avanzar. Con nuestra mente pasa exactamente lo mismo; no hay un indicador que nos diga que tal o cual creencia nos está limitando y además esto no es por un periodo de tiempo corto, podemos avanzar por la vida con una gran cantidad de frenos mentales que nos impiden utilizar al máximo las habilidades con que hemos sido equipados desde nuestro nacimiento; y esto se traduce en un pobre desempeño en cualquier actividad a la que nos dediquemos en la vida; lo peor de todo es que no nos damos cuenta, pensamos que la manera en que nos comportamos es la manera correcta en que debemos desempeñarnos; en estos casos el único indicador al que podemos acudir somos nosotros mismos; cuando nunca estamos conformes con los resultados obtenidos, sean buenos o malos, cuando nos sentimos infelices, cuando estamos de malas constantemente, cuando sentimos que podemos hacer las cosas mejor, pero por alguna razón no lo hacemos, cuando nos enfermamos frecuentemente, cuando le dedicamos tiempo excesivo a alguna actividad que nos impide realizar otras de mayor provecho; estas son señales de que debemos buscar en nuestro interior y reflexionar para identificar cuáles creencias nos limitan y eliminarlas.

Cada uno de nosotros tenemos potencialmente los mismos recursos internos que aquellas personas que consideramos exitosas, solo necesitamos ponerlos en práctica, entre estos recursos los más importantes son la capacidad de aprender y la voluntad de progresar; mediante ellos podemos llevar nuestra vida por el camino que deseemos.

¿Cómo podemos desempeñarnos sin freno alguno y lograr niveles de excelencia en la actividad que desarrollamos?; la excelencia en el desempeño no es un acto aislado, es algo que repetimos una y otra vez hasta convertirlo en hábito.

Existen numerosas publicaciones donde, con base en entrevistas a personas que han logrado el éxito, nos presentan los comportamientos más comunes que los ayudaron a lograrlo, pero nunca nos dicen como adquirir estos comportamientos; y tampoco nos dicen como eliminar aquellos que nos impiden lograrlo.

El método para modificar estas creencias es el mismo a través del cual adquirimos tales ideas y es similar al proceso utilizado para grabar un programa en una computadora; si ya tenemos una serie de instrucciones escritas en la mente, sobre escribimos las instrucciones nuevas y volvemos a grabar el programa; esta nueva grabación no se hace en un solo día, se lleva un poco de tiempo; y la mejor forma de iniciar este cambio, de sobre escribir las nuevas instrucciones es que en cualquier actividad que realicemos, nos esforcemos conscientemente en hacerla lo mejor posible de forma que se convierta en hábito y se grabe en el subconsciente.

No importa la magnitud de nuestros problemas o las circunstancias en las que nos encontremos, nuestros recursos internos siempre serán superiores, solo hay que trabajar en modificar aquellas creencias que nos limitan.

Si ya tenemos una situación identificada y queremos trabajar sobre el cambio de una conducta particular bien definida, podemos utilizar el método de modificación de nuestra autoimagen, mediante la visualización mental.

Liga a publicación sobre autoimagen

Existe un libro que habla sobre los límites y que pasa cuando alguien se atreve a superarlos; Juan Salvador Gaviota, de Richard Bach.



 ¿Estás conforme con lo que has obtenido de la vida hasta el día de hoy; y si es así, estás consciente de que pudiste haber logrado mucho más?
¡Los límites solo existen cuando creemos en ellos!
La construcción de un mundo mejor solo es posible liberando y utilizando nuestras capacidades para el beneficio común; y la mente es la principal de ellas.



¡Libera tu potencial, Trabaja en tu mente!



viernes, 10 de enero de 2014

Mente Condicionamiento y Sugestión (Como funciona la mente-VI)

Condicionamiento y Sugestión

¿Qué tan libres somos en nuestra forma de actuar y de pensar; nuestras ideas y creencias son solamente nuestras, son el resultado de un proceso de elección libre, o son el fruto de la influencia que hemos recibido de otras personas; que tan auténticos somos; como seríamos si hubiéramos nacido en otra época, en otro país, con otra cultura, con otras ideas, cuál sería nuestra religión, cuáles serían nuestras costumbres y nuestras creencias?

Si reflexionamos un poco, casi nada de lo que consideramos como ideas o creencias propias son algo que hayamos elegido por nosotros mismos con total libertad e independencia; desde nuestro nacimiento, hasta el día de hoy, hemos sido influenciados y, en algunos casos, condicionados por las personas que nos rodean para responder a determinados estímulos y esto se ha grabado tan fuerte en las redes neuronales de nuestra mente; en nuestro subconsciente, que se han convertido en hábitos y estos hábitos determinan en gran medida como va a ser nuestra conducta y como vamos a interpretar y a reaccionar ante las situaciones que se nos presentan en la vida diaria. En otras palabras, desde que nacimos hemos sido condicionados para ser como somos; tal vez se escuche hasta ofensivo, por el sentido que le damos a la palabra, pero hemos sido amaestrados sin darnos cuenta; y lo peor de todo es que estamos tan acostumbrados a ello que lo seguimos aceptando sin cuestionarlo, y a la vez, nosotros también lo hacemos con las personas que nos rodean.


Para efectos prácticos podríamos decir que hemos sido hipnotizados, pero poco a poco, mediante un proceso lento, un proceso que se inició cuando nacimos y que nos sigue siendo aplicado la mayor parte del tiempo, en ocasiones, por nosotros mismos.

Nunca han sido tan ciertas las palabras de que "quién no conoce cómo funciona su mente corre el riesgo de ser manipulado".



Nuestra mente funciona en dos modalidades, de manera consciente y subconsciente, la consciente recibe la información del medio ambiente, a través de nuestros diferentes sentidos, la razona, reflexiona, llega a conclusiones y termina por aceptar o rechazar lo que observa; integrando esta información a nuestras redes neuronales, y conformando lo que denominamos autoimagen, que es el concepto mental que tenemos de nosotros mismos y de cómo es y como funciona el mundo que nos rodea; estas redes neuronales en su mayoría son manejadas por la mente subconsciente, la cual, además de controlar todos los procesos automáticos de nuestro cuerpo, utiliza la información contenida en la autoimagen, e influye sin que nos demos cuenta, en nuestra conducta, modela nuestras respuestas emocionales, nos dice como sentir, como actuar, determina lo que somos capaces de lograr y lo que no, en resumen, la mente subconsciente es la principal responsable de nuestra conducta ante cualquier situación que se nos presenta en la vida y de lo que vamos a lograr. Cuando una creencia, real o imaginada, sobre nosotros, o sobre cómo y porqué actúan los demás, es aceptada y se integra a nuestras redes neuronales, en nuestra autoimagen, se convierte en una verdad para nosotros, y automáticamente empieza a influir sobre la forma en que nos comportamos y vemos las cosas.  
Desde la infancia recibimos una gran cantidad de condicionamientos que funcionan como cadenas a la hora en que nuestra mente debe encontrar soluciones a las situaciones diarias de la vida; nos dicen cosas como, “los niños no deben preguntar tanto”, y ya nos están condicionado a no buscar respuestas a nuestras preguntas, nos están matando la curiosidad; “los niños se portan seriecitos y no gritan”, y nos comienzan a convertir en personas serias e introvertidas; “debes obedecer a tus mayores”, y con esto nos  condicionan a seguir siempre normas y convencionalismos; “los hombres no lloran”, y difícilmente podemos expresar nuestras emociones; y otras tantas parecidas, cada una de estas frases, escuchadas constantemente y aceptadas como ciertas, se integran a nuestra autoimagen y forman en nuestras redes neuronales verdaderas autopistas de comportamiento que comienzan a condicionarnos para actuar como quieren los demás; van modificando nuestra conducta de tal modo que con el tiempo toda la curiosidad y alegría que teníamos de manera natural en nuestros primeros años se ha perdido casi por completo.

Después viene la etapa de la adolescencia donde el condicionamiento es todavía más intenso, “no te dejes ganar por nadie, debes de ser siempre el mejor, eres un campeón”, y esto no hace otra cosa que implantar el sentido de competencia en nosotros, el buscar a toda costa ser siempre el primero; “deberías agradecer los esfuerzos que hacemos por ti”, y ya nos están reforzando un sentido de culpabilidad; “si no consigues tener dinero y bienes, no vas a tener éxito en la vida”, y ya estamos buscando a toda costa tener bienes y dinero;   “debes estudiar para trabajar en una buena empresa”, y ya nos están condicionando a trabajar para otros; “nuestra religión es la única y verdadera, nuestras ideas son las correctas”, y ya nos están reforzando la intolerancia hacia ideas y creencias diferentes a las nuestras.

Después, durante nuestra vida profesional seguimos recibiendo ideas que nos van a condicionar, “si quieres progresar debes hacer lo que dice el jefe”, “a las personas que proponen ideas nuevas casi siempre las congelan”, “es mejor no hacer mucho ruido y tener el trabajo seguro”, “si quieres sobresalir debes ser de tal forma”.

También tenemos los constantes condicionamientos que nos envían las empresas, a través de los medios masivos de comunicación, con la finalidad de crearnos una necesidad de compra, “si quieres ser exitoso debes comprar este auto”, “las personas de éxito usan tal marca”, “las personas importantes comen en estos lugares”, “divertirse es tomar bebidas de esta marca y brincar como loco”. Todo esto nos induce a considerar que los bienes y las apariencias son lo más importante y no importa que tengamos que endeudarnos con tal de conseguirlo.

También se dan los condicionamientos positivos, cuando alguien nos dice constantemente, “eres muy inteligente”, “eres muy organizado”, “tienes una gran fuerza de voluntad”, “siempre encuentras una solución a los problemas”; estas ideas terminan por ser aceptadas y grabarse en nuestras redes neuronales pasando a formar parte de nuestra autoimagen, entonces empezamos a comportarnos de acuerdo con ellas.

Una vez que hemos sido condicionados, el mantenimiento a este sistema de creencias lo realizamos nosotros mismos; ante cada situación que se nos presenta, nuestra mente recibe la información a través de los sentidos, la analiza y acude a los datos grabados en nuestras redes neuronales, en nuestra autoimagen; esta información le dicta a nuestra mente como debemos sentir y reaccionar, y la respuesta se da de inmediato, de esta forma seguimos reforzando las creencias que ya tenemos grabadas en el subconsciente. Si estamos convencidos de que somos malos estudiantes, nuestra mente nos impide literalmente lograr buenos resultados en los exámenes; si pensamos que no tenemos la habilidad para expresarnos en público; a la hora de intentarlo nuestra mente nos pondrá todos los obstáculos posibles, de modo que se cumpla con la idea que tenemos grabada en nuestro subconsciente. Según algunos especialistas, la influencia del subconsciente llega incluso a afectarnos físicamente, haciéndonos más propensos a sufrir enfermedades; a finales del siglo 19 y principios del 20, un famoso sicólogo, Emile Coue, se dio cuenta que un gran número de enfermedades tenían su origen en la mente de las personas; entonces desarrolló y aplicó un método basado en la sugestión logrando curaciones de enfermedades físicas casi milagrosas entre sus pacientes.

Existe un método de sugestión rápida, que provoca resultados en el corto plazo, se llama hipnotismo; cuando somos sugestionados a través de la hipnosis, somos capaces de hacer cosas sorprendentes; pero esto funciona solo cuando estamos completamente convencidos de que las palabras del hipnotizador son verdaderas; es decir, cuando lo que nos plantea está de acuerdo con nuestro sistema de creencias, solo entonces comenzamos a comportarnos de una manera distinta, porque pensamos y creemos de diferente modo. La hipnosis siempre ha sido difícil de comprender, parece como si en ella hubiera alguna fuerza extraña. Pero el principio bajo el que opera es muy sencillo, es el mismo que el del condicionamiento; cuando se llega a convencer a la mente del sujeto de algo, se comporta de acuerdo con tal idea, por ejemplo, si se le convence que es insensible al dolor, este puede soportar las intervenciones quirúrgicas sin necesidad de anestesia.

Actuamos y sentimos no de acuerdo a como son las cosas realmente, sino de acuerdo como pensamos que son. Tenemos ciertas creencias con respecto a nosotros, a nuestro mundo y a la gente que nos rodea, y nos comportamos como si estas ideas fueran la verdad absoluta.

Supongamos, por ejemplo, que vamos caminando por el bosque y nos encontramos con una persona disfrazada con la piel de un oso; imaginamos y pensamos que realmente hay un oso en el bosque, la reacción del miedo se produce de manera automática; se genera en nosotros el deseo de huir; el subconsciente envía señales a los músculos del cuerpo haciéndolos más elásticos, de tal manera que podamos correr más de prisa; el ritmo del corazón se acelera; las glándulas correspondientes segregan adrenalina en nuestro sistema circulatorio; todas las funciones del cuerpo que no son necesarias para correr se detienen instantáneamente; el estómago deja de funcionar y toda la sangre disponible es enviada a los músculos que la van a necesitar; la respiración se hace mucho más rápida y la cantidad de oxígeno que se envía a los músculos se multiplica en unos segundos; y entonces salimos corriendo como si fuéramos los campeones olímpicos de los 100 metros, no sentimos los raspones que nos dejan las ramas ni las piedras del camino, toda esta reacción dura hasta que nos sentimos a salvo; cuando nos sentimos seguros nuestra mente envía las señales correspondientes al cuerpo y empieza a volver a la normalidad.

Este ejemplo, ilustra la forma en que funciona nuestra mente subconsciente frente a las ideas que consideramos como ciertas y la manera como influye y controla la forma en que reacciona nuestro cuerpo; sucede lo mismo con las ideas con las que ha sido sugestionada nuestra mente y que consideramos como verdaderas; aún sin darnos cuenta, están influyendo en nuestra conducta.

No importa cómo o cuando adquirimos las ideas o los condicionamientos que actualmente tenemos, puede ser que hayamos aceptado una idea generada por nosotros mismos, de nuestros maestros, de nuestros padres, de la publicidad en un anuncio, o de cualquier otra forma; una vez que nos hayamos convencido de que la idea es verdadera, y se grabe en nuestro subconsciente, empezará a tener efectos inmediatos sobre nuestra conducta.

Todo ser humano se halla sugestionado en una u otra forma, por ideas que aceptó de otros, o por ideas que se ha repetido constantemente a sí mismo y que le llegaron a convencer como verdaderas.

Con todo este condicionamiento que recibimos durante nuestra vida; ¿Qué tan libres nos sentimos respecto a nuestras ideas, a nuestros deseos, a nuestra forma de comportarnos; nos sentimos realmente libres o hemos sido condicionados?

Para cambiar, primero debemos modificar nuestras creencias, puse estas son increíblemente fuertes y marcan la mente tan profundamente que incluso la experiencia más notable no logra modificar nuestra conducta; nuestras creencias generan nuestra realidad, el subconsciente influye en la interpretación de lo observado.

Conociendo la forma en que funciona nuestra mente y como hemos sido condicionados, tenemos la oportunidad de cambiar esto a nuestro favor. Podemos utilizar el condicionamiento de manera positiva en la educación de nuestros hijos, podemos re-condicionar nuestra mente eliminando aquello que nos impide desempeñarnos al máximo, podemos utilizar el condicionamiento positivo para adquirir buenos hábitos y eliminar aquellos que no deseamos.

Cuando se inicia un programa de condicionamiento se debe tener cuidado con su aplicación, ya que el procedimiento funciona de la misma manera para condicionar a una persona tanto con aspectos positivos como negativos y estos quedarían incorporados en su personalidad tan pronto como el subconsciente los acepte como ciertos.

El condicionamiento a la personalidad de nuestros hijos se va a realizar lo queramos o no, no podemos impedir el contacto que tendrán con otras personas a lo largo de su vida, entonces, por lo menos vamos a tomar parte activa en el proceso de manera que el condicionamiento sea lo más positivo posible.

Si tenemos niños pequeños, vamos a condicionarlos positivamente reforzando la curiosidad, la alegría y la confianza que tienen de manera natural, así como algunas otras características que pudieran ayudar en el desarrollo de su personalidad.

Si nuestros hijos ya son adolescentes podemos también ayudar en su desarrollo condicionándolos para que adquieran hábitos como el gusto por el deporte, la curiosidad por el aprendizaje y la lectura, la disciplina, la fuerza de voluntad, la organización y sobre todo el interés por los demás.

Al aplicar un programa de condicionamiento a nuestros hijos, o a otras personas, debemos pedir el apoyo de quienes interactúan con ellos, tanto familiares como maestros, para que en la medida de lo posible, los reforzamientos y comentarios sobre su conducta estén en línea con el tipo de características que queremos desarrollar en su conducta; debemos también vigilar el tipo de influencia que tienen sus amigos y compañeros de la escuela para evitar que interfieran con el condicionamiento que estamos tratando de implantar en ellos.

En el caso de que el condicionamiento sea para nosotros mismos, podemos también empezar a modificar los hábitos que hemos adquirido a lo largo de los años, solo tenemos que definir cuales características deseamos incorporar en nuestra personalidad y empezar con un programa de autosugestión que nos llevará a modificar la información que tenemos grabada en nuestras redes neuronales y que conforma la autoimagen que tenemos de nosotros.

El condicionamiento que hemos recibido a través de los años se ha basado en la repetición de una opinión o idea sobre nosotros mismos hasta la aceptamos como verdad y esta llega a grabarse en nuestras redes neuronales; con un niño podemos utilizar el mismo método, reforzar una idea a través de la repetición hasta que se llega a grabar en su subconsciente, pero alguien mayor como un adolescente o un adulto que ya tienen bien establecida su personalidad, el método debe ser diferente, el método que puede dar resultados más rápidos es a través de la visualización mental.

Un programa de re-condicionamiento se realiza mejor cuando la mente consciente se encuentra en un nivel bajo de actividad; las frases y las imágenes mentales para implantar una nueva idea en nuestra subconsciente deben efectuarse cuando la persona está lo más relajada posible. El doctor Coue, aconsejaba realizar el proceso cuando la persona estaba dormida; pero aplicando un programa de relajación también se logra disminuir la atención de la mente y de esta forma el inconsciente recibe mejor el condicionamiento.

 El método de la sugestión practicado por Emile Coue, se basa en dos principios:

1.    Toda idea que implantamos en la mente, buena o no, cierta o no; tienen no solamente tendencia a realizarse, sino que incluso se convierten en algo real para nosotros. Es decir que si la idea es posible, terminará por realizarse.

2.    La principal facultad de la mente humana es la imaginación, cada vez que existe un conflicto entre la voluntad y la imaginación, esta última es la que predominará.

Método utilizado por Emile Coue para sanar enfermedades: 

Existe otro método para realizar un re-condicionamiento mental, este consiste en modificar nuestra autoimagen, si modificamos el concepto mental que tenemos de nosotros mismos, implantando una creencia, ya sea real o imaginada, sobre nosotros, o sobre cómo y porqué actúan los demás, esta se graba en nuestras redes neuronales, en nuestro subconsciente, y se convierte en una verdad; entonces de manera automática empieza a influir sobre la forma en que nos comportamos y vemos las cosas, como si realmente fuera verdad.

Método para modificar la autoimagen:



La construcción de un mundo mejor solo es posible liberando y utilizando nuestras capacidades para el beneficio común; y la mente es la principal de ellas; ¿aún lo dudas?



¡Libera tu potencial, trabaja en tu Mente!



Sugestión Curativa

Sugestión para lograr una buena salud

Cualquiera que pueda ser la afección del sujeto, física o moral, es preciso proceder siempre de la misma manera y pronunciar las mismas palabras con algunas variantes, según los casos.
Diga al sujeto: “Siéntese y cierre los ojos.”
No trate de hacerlo dormir, es inútil.
"Le ruego cerrar simplemente los ojos, para que su atención no se distraiga en objetos que llegan a su campo visual"
Dígale ahora: “todas las palabras que le voy a pronunciar van a fijarse, imprimirse, grabarse, incrustarse, en su cerebro.  Es preciso que ellas queden fijadas, impresas, incrustadas.
Incluso si usted no quiere, o no sabe cómo, quedarán fijadas, de una forma totalmente inconsciente de su parte, su organismo y usted mismo deberán obedecer.”
Le digo en principio que, “todos los días, tres veces por día: a la mañana, a la tarde, a la noche; a la hora de las comidas, usted tendrá hambre, y se dirá: “comeré placenteramente” y en efecto, usted comerá con placer.  Tendrá cuidado en masticar, lentamente, sus alimentos tal que, los transforme en una especie de pasta blanda que, usted digerirá.  En estas condiciones usted digerirá bien y no sentirá dolor alguno.  La asimilación se hará bien y su organismo preferirá sus alimentos para hacer sangre, músculo, fuerza, energía, en una palabra; vida.  
Puesto que usted ha digerido bien, la función intestinal se cumplirá normalmente y todas las mañanas, al levantarse experimentará la necesidad de evacuar y, sin tener necesidad de utilizar medicamento alguno, sin recurrir a artificio alguno usted obtendrá un resultado satisfactorio.”
Además, “todas las noches, a partir del momento en que desee ir a dormir hasta el momento en que desee despertarse a la mañana siguiente, dormirá con un sueño profundo, calmo, tranquilo, durante el cual no tendrá pesadillas,   sueño al salir del cual, usted portará completa disposición de ánimo.  
De otra parte, a partir de ahora, si le llega el estar triste, derrumbado, fatigado, enojado, no será más así, y en lugar de estar triste, derrumbado, fatigado enojado, usted estará, alegre, es posible estar alegre, sin razón alguna, alegre incluso, así mismo como le llegaba estar triste sin razón alguna: le diré más; incluso aun teniendo verdaderas razones, razones reales, para estar aburrido y afligido, usted no lo estará. Si le llegan momentos de impaciencia, cólera,  usted no hará tales movimientos, no los tendrá más; por el contrario, estará siempre paciente,  siempre dueño de usted mismo y las cosas que le enojan,  se tornarán para usted, indiferentes y  entrará en calma, mucha calma. Si alguna vez es asaltado por el odio, seguido de ideas malsanas, temores, terrores, fobias, tentaciones, amarguras; yo deseo que todo eso frente a los ojos de su imaginación y poco a poco, se aleje de usted, y que eso parezca fundirse, perderse como en una nube lejana en la que todo debe terminar desapareciendo, completamente; como al despertar, se evapora un sueño.  Deseo que todos sus órganos funcionen bien: el corazón late formalmente, la circulación sanguínea se efectúa como ella debe efectuarse, los pulmones funcionan bien, el estómago, el intestino, el hígado, la vesícula biliar, los riñones, la vejiga, cumplen normalmente sus funciones. Si alguno entre ellos funciona de forma anómala, esta anomalía desaparece día a día, tal que en poco tiempo, habrá desaparecido completamente, y éste órgano habrá retomado su función normal. Además, si existe alguna lesión en alguno de ellos, estas lesiones se cicatrizan día a día, y ellas estarán rápidamente curadas.”
Para tal propósito, debo decir que; no es necesario saber qué órgano está enfermo para curarlo. Bajo la influencia de la autosugestión:
“todos los días, bajo todos los puntos de vista, voy de mejor en mejor”.
El inconsciente ejerce su acción sobre ese órgano, órgano que él mismo sabe identificar muy bien. Agregó incluso esto, y es una cosa muy importante:
"Si hasta el presente, usted ha experimentado una cierta desconfianza, le digo que esa desconfianza desaparecerá poco a poco, dejando en su lugar, al contrario, confianza en usted mismo, basada en esta fuerza de un incalculable poder, que está en cada uno de nosotros.”
Esta confianza es una cosa absolutamente indispensable en todo ser humano. Sin confianza en sí, no se llega a nada, con confianza en sí, se puede lograr todo (en el dominio de las cosas razonables, por supuesto).
Usted toma confianza y entonces la confianza le da la certeza de que usted es capaz de hacer no solo bien, sino muy bien todas las cosas que desea hacer, con la única condición de que sean razonables, tanto como es razonable su deber de hacerlas. Entonces cuando tenga que realizar algo, piense siempre que esa cosa es fácil
Que las palabras: “difícil”, “imposible”, “yo no puedo”, “es más fuerte que yo”, “no puedo impedirme tal o cual cosas...”; desaparezcan de su vocabulario, lo que sí debe existir en su lengua maternal, o en la lengua en que diario se expresa es, “es fácil, yo puedo”.



Si quieren conocer con más detalle el método de sugestión del Dr. Coue, pueden consultar su libro titulado, "El Dominio de sí Mismo"