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jueves, 19 de mayo de 2016

Hábitos para el éxito-Trabajo en equipo

Trabajo en equipo
Trabajar en equipo, lograr una adecuada interdependencia, tener buenas relaciones, el todo debe ser más que la suma de sus partes, trabajar con otros con base en la confianza, en la lealtad; los buenos principios y valores, lograr una verdadera interacción e integración.
Es difícil encontrar personas influyentes que no tenga la habilidad para relacionarse con aquellos en quienes influyen. Este es el hábito más importante en las relaciones diarias con los demás. El trato con la gente es el mayor reto al que se enfrenta una persona en su vida, sobre todo cuando este trato involucra aspectos como la autoestima y la seguridad en sí misma de las personas con las que se interactúa. Podemos ganar más amigos interesándonos en ellos, que los que podríamos ganar tratando únicamente de interesarlos en nosotros. No importa si se trata de un empresario, de un empleado, un contador, una ama de casa, un arquitecto o un ingeniero todos tenemos las mismas dificultades en el trato con la gente; aún en áreas tan técnicas como la ingeniería o la arquitectura; solamente alrededor del 15 por ciento del éxito se debe al conocimiento técnico, y el 85 por ciento restante tiene que ver con la habilidad en las relaciones humanas, con la forma de atraer y tratar a las personas, a los contactos que tengamos, en resumen, a la personalidad y la capa­cidad para hacer equipo y tratar con los demás; hay un refrán que dice que una persona que no sabe sonreír no debería poner una tienda; entonces ¿es un hábito básico que debemos desarrollar?.
El interés y habilidad en el trato a los demás deben ser reales, no fingidos, tener un interés sincero en los demás no sólo nos traerá más amigos, sino que también puede crear lealtad; si se quiere convencer a una persona para que nos acompañe en el logro de una visión o en la búsqueda de un objetivo, primero debemos convencerlo de nuestro interés por él y por sus necesidades. Todos tenemos necesidad de algo, reconocimiento, compañerismo, comprensión, apoyo, el deseo de sentirnos valiosos. ¡La gente quiere sentirse importante!, quién influye a otros solo para conseguir su beneficio personal, los está manipulando; quien los influye y los ayuda para lograr un beneficio mutuo, los está motivando, está creando un equipo y se convierte en un líder sin límites.
Es motivante encontrar personas en los que la gente confía y a quienes siguen, pero es más motivante aún colaborar con este tipo de personas; que se interesan en la gente, la desarrollan y confían en ella; el resultado en esta situación es de confianza y lealtad.
De manera natural las personas se inclinan a relacionarse unas con otras de acuerdo a la afinidad en su personalidad y temperamento, pero esto no determina su habilidad para relacionarse. Hasta la persona más introvertida puede, y debe aprender a desarrollar buenas relaciones.
Consejos para mejorar el trato con la gente y formar mejores equipos.
Sonreír, las acciones dicen más que las palabras, una sonrisa significa me gustas, me causas felicidad, me alegro de verte, me caes bien, pensemos en el mejor amigo del hombre, porque se ha ganado esta fama, porque cuando nos ven brincan como locos, se alegran de vernos, nos demuestran que son felices de vernos.
La gente que sonríe, trabaja, enseña y vende con más eficacia, y ayuda a crear ambientes más agradables. Es preferible emplear a un vendedor sin experiencia que tenga una agradable sonrisa, que a un doctor en filosofía con cara de pocos amigos.
Empatía, siempre hay una razón por la que las personas actúan como lo hacen; tratemos de ponernos en su lugar; "¿qué pensaríamos; cuál sería nuestra reacción?, ¿por qué no cerramos los ojos y tratamos de ver las cosas desde su punto de vista?, esto no es sencillo y nos puede llevar tiempo acostumbrarnos, pero nos ayudará a obtener mejores resultados en nuestro trato con la gente y con menos fricciones. Uno de los secretos del éxito, es la capacidad para apreciar el punto de vista del prójimo y ver las cosas desde su punto de vista como si fuera el propio.
¿No les gustaría tener una frase mágica para detener las discusiones, eliminar malos entendidos, crear buena voluntad y hacer que nos escuchen atentamente?; entonces, cuando haya una situación de conflicto, comencemos diciendo, ¡no lo culpo por sentir y reaccionar como lo hizo, si yo estuviera en su lugar, lo habría hecho de la misma manera!
Escuchar, en una conversación sobre el tema que sea, es muy importante poner atención exclusiva a la persona que habla, como si no existiera nadie más en el mundo; la persona con quien hablamos está cien veces más interesada en ella misma, en sus necesidades y sus problemas que en nosotros; hay que animarlos a que hablen de sí mismos y cuando sea nuestro turno hay que hablar de lo que les interesa a ellos y cómo conseguirlo. Si alguien se interesa en ayudarnos a resolver nuestros problemas no tendrá que esforzarse mucho por convencernos para avanzar en una dirección, lo haremos nosotros mismos.
Dejemos que hable la otra persona, ella sabe más que nosotros sobre sus problemas y necesidades, hagamos preguntas, dejemos que nos explique; no la interrumpamos, pues no nos prestará atención mientras tenga todavía ideas que quiera expresar, escuchemos con paciencia. Hasta nuestros amigos prefieren hablar de sus asuntos antes que escucharnos hablar de los nuestros, entonces, permitamos que la otra persona sea quien hable más.
Motivar, todo el mundo tenemos necesidades y hay una muy importante, el deseo de ser grande; de ser importante, de ser apreciado; hay que satisfacer sinceramente este deseo de importancia en los demás tratando de que la otra persona se sienta importante, no importa de la situación que se trate, hay que hacerles sentir que reconocemos su importancia; el uso de elogios en lugar de críticas es básico para motivar, en sicología se llama reforzamiento de una conducta, utilizando el elogio sincero, se reforzará lo bueno que hace la gente. No es fácil, cuando estamos acostumbrados a ver solamente las cosas negativas; en ocasiones es difícil encontrar algo que elogiar, si conseguimos encontrarlo, vamos a aprovecharlo, a todos nos agrada ser elogiados, pero solo cuando el elogio es sincero y no algo que la otra persona puede estar diciendo sólo para hacemos sentir bien.
Todos anhelamos aprecio y reconocimiento, pero nadie quiere mentiras ni adulación fingida; no se trata de cambiar a la gente, se trata de motivar, de inspirar a aquellos con quienes entramos en contacto para que descubran las capacidades que poseen.
No criticar, la crítica pone a las personas a la defensiva, y hace que traten de justificarse y de criticarnos también; lastima el orgullo personal, hiere el sentido de importancia y despierta resentimientos; en lugar de criticar, tratemos de comprender por qué actúan de determinada forma, es más provechoso; cualquiera puede criticar y quejarse, la mayoría lo hacemos; pero se necesita carácter y dominio de sí mismo para controlarse, entender y no criticar. Cuando alguien comete un error se siente tan mal que hacérselo notar no traerá ningún beneficio, y menos si lo hacemos frente a otros, esto tendrá siempre un efecto negativo, aun así, si fuera necesario llamar la atención a alguien, es siempre conveniente hacerlo a solas, sin testigos.
Cuando se cometen errores, es una buena oportunidad para plantearlo de manera diferente a como normalmente lo hacemos, agradecer al grupo por su trabajo y su esfuerzo, comentar que no es raro que alguien cometa un error, que confiamos en que no se volverá a presentar, y asegurar delante de todos, que tenemos fe en ellos, y que sabemos que ponen lo mejor de sí.
El lenguaje corporal también es muy importante, se puede decir a otra persona que se equivocó con una mirada, una entonación o un gesto, y si le decimos que se equivoca, ¿creen que podremos convencerlo de que esté de nuestra parte?
En una discusión, sólo hay un modo de sacar la mejor parte y es evitarla, no se puede ganar en una discusión, porque si se pierde, ya está perdida; y si se gana, se pierde también porque se destruyen los argumentos de la otra persona, le hacemos sentirse inferior, lastimamos su orgullo y una persona convencida contra su voluntad, internamente sigue teniendo la misma opinión.
Cuando hablemos con alguien y tratemos de convencerlo de algo, empecemos destacando, y sigamos destacando, las cosas en las que estamos de acuerdo; sigamos reforzando, que tenemos el mismo fin y que la única diferencia es de forma y no de fondo. A nadie le gusta sentir que lo obligan a hacer algo, nos gusta que se tome en cuenta nuestros deseos, necesidades, ideas; que nos tengan bien comunicados
Reconocer cuando nos equivocamos, es mejor decir nosotros mismos todas las cosas negativas que sabemos están pensando o quieren decir otras personas, y decirlas a la primera oportunidad; “Señor, si lo que dice usted es cierto, la culpa es mía y no hay excusas, estoy muy apenado por lo que ocurre”; esto evita la actitud defensiva, y frecuentemente ayuda a resolver los problemas; cualquiera trata de justificar sus errores, casi todos lo hacemos, pero quien los admite da un gran paso en la solución de los mismos. Si estamos equivocados, hay que admitirlo.
No se trata sobre cómo evitar la confrontación, se trata de hacernos reflexionar en que si, en toda confrontación, nos concentramos en buscar los hechos y encontrar soluciones, en lugar de buscar culpables, y lo hacemos de la forma adecuada, todos saldremos beneficiados.

Existen muchas otras habilidades para lograr una buena relación con las personas, pero si alguien tiene un auténtico interés por la gente, la desarrolla y confía en ella, no tendrá ningún problema en ganarse su respeto, su confianza y lealtad.


¡Libera tu potencial!

viernes, 27 de diciembre de 2013

Mente y Relaciones Personales (Como funciona la mente-IV)


Quien no comprenda cómo funciona su mente, siempre correrá el riesgo de ser manipulado por aquellos que si saben cómo lo hace.

¿Porqué algunas personas nos inspiran confianza y otras no, como saber si alguien está fingiendo, porque buscamos la aceptación de los demás?

Vivimos en un mundo eminentemente social, nadie puede vivir de manera aislada, y la forma en que funciona nuestra mente en nuestra interacción con la sociedad es fundamental a la hora de atraer la aceptación de los demás y de llevarnos bien con ellos.

Tratar con la gente es probablemente el mayor pro­blema al que se enfrenta nuestra mente, si es una persona de negocios, un contador, un ama de casa, un arquitecto o un ingeniero; aun en áreas tan técnicas como la ingeniería, alrededor del quince por ciento del éxi­to se debe al conocimiento técnico, y alrededor del 85 por ciento se debe a la personalidad y la capa­cidad para tratar con la gente.

Cuando acudimos a una reunión donde acudirán otras personas nuestra mente empieza a trabajar a su máximo nivel, realiza las funciones más complejas que pudiéramos imaginar a una velocidad sorprendente, al llegar, empieza por analizar las caras e identificar a quienes conocemos, además, evalúa los gestos y las expresiones de quienes encuentra y trata de predecir los estados de ánimo, los pensamientos y sentimientos de cada persona con la finalidad de adaptarse y formar vínculos con la mayoría de ellos; de encajar en el ambiente y llevarnos bien.

¿Cómo es capaz nuestra mente de realizar este proceso?; primero debimos aprender a reconocer las diferencias de cada persona; distinguirlas de las demás, esta habilidad se empezó a desarrollar desde el momento de nuestro nacimiento; la primera cara que vemos crea en nuestra mente una red de información, y esta información se utilizará cada vez que volvemos a ver esta cara; con cada persona que conocemos se van creando nuevas redes de información que utilizaremos para reconocerlas posteriormente.

Otra función, además de reconocer caras, es la de interpretarlas; interpretar los gestos y el lenguaje corporal de las personas es una de las funciones que más tiempo le ocupan a nuestro cerebro ya que estamos interactuando constantemente con familia, amigos y compañeros de escuela o trabajo, inclusive con personas a quienes no conocemos. Durante estas interacciones, no importa cuánto se esfuerce la persona en sonreír o fingir algún estado de ánimo, nuestra mente puede distinguirlos; pues los gestos reales y fingidos implican el uso de músculos diferentes y nuestra mente es capaz de analizar la información que recibe y enviarnos una señal para indicarnos si lo que expresa la persona es real o fingido. Por ejemplo, cuando encontramos a alguien que conocemos; normalmente sonreímos, cuando la sonrisa es fingida solo se utilizan los músculos de la boca; cuando realmente sentimos alegría por ver a la persona, al sonreír se activan también los músculos alrededor de los ojos.

Con toda esta capacidad de análisis a nuestro servicio, nuestro cerebro hace innumerables juicios sobre las personas que observa sin que nos demos cuenta, de esta manera determina si debemos o no confiar en ellas, cuando conocemos a alguien y esta persona se esfuerza en sonreír y fingir un estado de ánimo que no siente, nuestro subconsciente envía una señal para indicarnos que los gestos de esta persona no corresponden con lo que está diciendo y, por lo tanto, no deberíamos confiar en ella.

Debemos tener cuidado al analizar a las personas y hacernos una opinión de ellas, pues los gestos y rasgos de la cara van a influir en la percepción que tendremos sobre la gente; generalmente los rostros delgados y asimétricos nos dan la impresión de ser poco confiables, por el contrario, las facciones redondeadas, que se asemejan a las de un bebé, nos afectan creando una sensación de confianza de manera natural, pero cuidado, pues esto podría ser solo una interpretación de nuestra mente.

Cuando observamos a otras personas, se activa en nuestro cerebro una sección conocida como neuronas espejo para ayudarnos a entenderlas, este proceso nos permite sentir casi lo mismo que estas personas; nuestra mente interpreta los gestos y facciones que observa y acude a la información almacenada sobre estados de ánimo y sentimientos y de esta manera interpreta las emociones de las personas; entonces, tiende a identificarse con lo que las personas sienten y trata de imitar la conducta de las personas que le agradan; esto puede ser útil para determinar si le agradamos a una persona o no; cuando conocemos a alguien debemos observar sus gestos y movimientos, si le caemos bien, esta persona empezará a imitar algunos de los gestos que nosotros que hacemos, sin darse cuenta; cuando no les agradamos difícilmente los imitarán.

Con esto podemos hacer una conjetura sobre lo que la otra persona piensa y siente y utilizar esta información para tratar de encontrar puntos de coincidencia para agradarles y llevarnos mejor con estas personas. Estas interpretaciones que hacemos de la persona con quien interactuamos nos hace reaccionar de una forma determinada ante su conducta; con tal de lograr llevarnos mejor con la gente e integrarnos socialmente, podemos llegar incluso a modificar nuestra conducta con ellas de acuerdo a la interpretación que hace nuestra mente.

Existen una gran cantidad de consejos sobre la forma de lograr la aceptación de la gente y llevarse bien con ella, tales como sonreír, nunca criticar, evitar las discusiones, escuchar más que hablar, admitir cuando nos equivocamos, pedir en lugar de ordenar, elogiar alguna cualidad de la persona, tener una mente abierta, pero el principal es llegar a sentir un interés real y sincero por ellos.

  
Publicación relacionada
http://rbb-desarrollo.blogspot.com/2013/11/habilidades-de-un-lider-i.html


La construcción de un mundo mejor solo es posible liberando y utilizando nuestras capacidades para el beneficio común; y la mente es la principal de ellas.

¡Libera tu potencial, trabaja en tu mente!


viernes, 29 de noviembre de 2013

Reencarnación o Vida Eterna


¿Reencarnación o Vida Eterna?
¿Creemos en la reencarnación y en la vida eterna, porqué creemos en ella, se debe solo a la fe o es una necesidad sicológica, tiene bases reales, y sobre todo, como afecta nuestra conducta este tipo de creencias?

El tema de la reencarnación y la vida eterna es algo que está presente en la vida de muchos de nosotros y tiene una gran influencia sobre nuestra conducta.

La creencia en la reencarnación ha estado presente en la humanidad desde las culturas más antiguas, sobre todo en las religiones orientales, como el Hinduismo, Budismo y Taoísmo, y también en las de las tribus de Africa, de América y Oceanía. La reencarnación afirma que la esencia de las personas, conocida como alma, espíritu, conciencia o energía, después de morir nace en un nuevo cuerpo; inclusive algunos afirman que este ciclo se repite de manera constante con la finalidad de cumplir una misión; lograr el aprendizaje y desarrollo necesarios, que nos permitirá alcanzar la liberación y la unión con una entidad de consciencia más alta; con Dios. La creencia de que una persona fallecida volverá a vivir con otro cuerpo ha sobrevivido incluso dentro de las religiones judeocristianas (cristianismo, judaísmo e islam). Todas las religiones originadas en el hinduismo afirman que la reencarnación ocurre en un ciclo sin fin, llamado la rueda del karma, mientras nuestras buenas acciones no sean suficientes para terminar con él.

En la mitología de la religión brahmánica, al momento de la muerte, el alma abandona el cuerpo, y es arrastrada por los mensajeros del dios encargado de juzgar el karma de las almas, para ser juzgada. Dependiendo de las acciones que realizamos, buenas o malas, el alma reencarna en un ser superior, intermedio o inferior. En el que la vida humana es un estado intermedio. Este proceso sin fin recibe el nombre de samsara (vagar). Las religiones orientales se refieren a este vagar como una vida sin propósito ni sentido en la que donde nos enfocamos en el entretenimiento, codicia, acumulación de bienes.

Cada alma viaja por esta rueda y la dirección la marcan nuestros actos. Según el hinduismo popular moderno, el estado en el que renace el alma está determinado por sus buenas o malas acciones (karma) realizadas en anteriores encarnaciones.

La liberación de la reencarnación se consigue después de haber expiado el peso de su karma, es decir, todas las consecuencias procedentes tanto de sus buenos como de sus malos actos. Este proceso es continuo hasta que el alma está completamente evolucionada y se identifica o alcanza al creador del mundo, en donde es salvado de la desgracia de la necesidad de más renacimientos.

Luego de su última muerte sale del universo material y se funde en la Luz Divina

La tradición tibetana indica que ha de pasarse por el bardo, que significa literalmente ‘estado intermedio’ o ‘estado de transición’, inmediatamente después de la muerte.

El budismo plantea como la rueda de los nacimientos se terminará cuando todos los seres vivos hayan logrado la iluminación.

El cristianismo rechaza la reencarnación por considerarla una doctrina contraria a la resurrección de la Biblia. La doctrina de la reencarnación fue abolida por el emperador Justiniano, pero la abolición no fue firmada por el Papa, a quién Justiniano encarceló por negarse a firmarla. Solamente la firmaron los obispos del concilio que convocó Justiniano para la abolición, pues originalmente eran los emperadores quienes convocaban los concilios en vez de los Papas.

Algunas denominaciones cristianas, han promovido la creencia en la reencarnación principalmente iglesias de la Nueva era. Estos grupos normalmente aseguran que tales doctrinas se pueden encontrar en la Biblia o en la tradición cristiana primitiva.

Diversos grupos cristianos en los primeros tiempos, como los gnósticos, asumieron la creencia en la reencarnación, ya que esta concepción estaba muy extendida en el mundo clásico y antiguo. Algunos de los Padres anteriores al Concilio de Nicea para combatir esta filosofía trataron este tema en sus escritos, rechazándola y tratando de mostrar sus contradicciones a un pueblo que en aquellos días, probablemente, no tenía problema en asumir dicha creencia, dentro del marco del cristianismo primitivo, al estar éste influido por muchas tradiciones anteriores.

Durante el siglo pasado, el psiquiatra Ian Stevenson, ha investigado numerosos informes de niños que afirmaban recordar una vida pasada. Llevó a cabo más de 2.500 estudios de caso, en un período de 40 años. Stevenson documentaba metódicamente las declaraciones de cada niño, y posteriormente encontraba la identidad de la persona fallecida con la que el niño se había identificado, y verificaba los hechos de la vida de la persona fallecida que coincidían con los recuerdos del niño. Sin embargo, una gran mayoría de casos de reencarnación notificados por Stevenson se originaron en sociedades orientales, donde las religiones dominantes a menudo permiten el concepto de reencarnación.

Algunos escépticos sugieren que las afirmaciones de evidencia de la reencarnación se originan en el pensamiento selectivo y en los falsos recuerdos, que resultan de un sistema de creencias propio y de miedos básicos, y por lo tanto no se pueden tener en cuenta como evidencia.

Una objeción sobre la reencarnación incluye el hecho de que la gran mayoría de la gente no recuerda vidas anteriores, y que no hay ningún mecanismo conocido por la ciencia moderna que permita a la personalidad sobrevivir a la muerte y viajar a otro cuerpo.

Otra de las objeciones a la reencarnación, es que sería inconsistente con el crecimiento de la población.

Existen en Internet numerosas comparaciones entre personajes famosos actuales con fotos de personas que murieron hace muchísimos años y que son tan parecidas que lo muestran y utilizan para respaldar la idea de la reencarnación.

No deberíamos dejar que este tipo de ideas nos influyan de tal manera que nos apartemos de nuestra verdadera Misión en la vida; el creer en una vida eterna o en una posible siguiente oportunidad a través de la reencarnación, nos puede desviar de lo realmente importante; liberar e incrementar el potencial con el que nacimos; no debemos permitir que estas capacidades se duerman en nuestro interior, debemos utilizarlas para nuestro beneficio y el de los demás; debemos construir un mundo mejor para todos aquí y ahora.

El tema de la reencarnación y de la vida eterna es algo complejo, pero de lo que estoy seguro es que encontraremos la respuesta algún día; hay demasiadas cosas en este mundo que no conocemos y que no por ello dejan de ser reales; en mi caso siempre he pensado que la personalidad del ser se pierde en el momento de la muerte; que no hay una consciencia que pueda sobrevivir; que los elementos de la identidad se desintegran; y si hay algo parecido a la vida eterna es a través de la herencia, una persona hereda sus características físicas a sus descendientes directos; y tiene la oportunidad de heredar también parte de sus ideas a través de la educación y formación de sus hijos; y sin embargo aún queda la esperanza de que sea cierto.

Mi padre y mi madre viven en mí, como yo mismo vivo en cada uno de mis hijos.


La siguiente liga contiene un relato sobre la reencarnación:
http://rbb-desarrollo.blogspot.com/2013/11/mision-reencarnacion.html

viernes, 15 de noviembre de 2013

El Reino de los Cielos


Un mundo mejor

“El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, si un hombre lo descubre, lo tapa y, feliz de haberlo encontrado, va, vende todo lo que tiene y compra ese campo”
Evangelio de San Mateo



Esta parábola del evangelio describe perfectamente cuál debería ser nuestro comportamiento cuando, en la vida, llegamos a encontrar algo tan valioso que deseamos obtener a cualquier precio, sin importar los esfuerzos o recursos que tengamos que invertir en ello, a lo largo de los años, muchas veces he reflexionado sobre el significado de estas palabras; la mayoría le damos un significado religioso por el origen de las mismas, pero además, todavía tenemos la ilusión y seguimos esperando que el Reino de los Cielos prometido por la religión llegue algún día; otros interpretamos que se trata solo de un reino de tipo espiritual, al que llegaremos, si nos portamos bien, después de nuestro paso por este mundo; pero en mi caso, yo siempre lo he comparado con las cosas más importantes en mi vida, aquello que vale la pena lograr; en cómo podría hacer para alcanzarlo, en lo que tendría que sacrificar para hacerlo, y también en cómo me sentiría al realizarlo; pero también me he dado cuenta que la importancia que le damos a las cosas va cambiando con el paso de los años y con la situación en la que nos encontramos; cuando somos solteros, las cosas más importantes son muy diferentes a cuando iniciamos una familia, o cuando tenemos ya tiempo de haberla formado, en el aspecto profesional, tal vez lo más importante es el deseo de lograr una mejor posición laboral y un mejor ingreso, pues se traducirá en mejores condiciones de vida para nosotros y nuestra familia, pero esto también puede llegar a cambiar con los años, si ya conseguimos lo anterior, tal vez ahora lo más importante no sea el ingreso ni la posición, tal vez ahora sea el reconocimiento de nuestras ideas, el verlas aplicadas en los procesos de trabajo de la empresa para la que colaboramos; o tal vez lo más importante sea la influencia que podemos tener sobre las personas con las que interactuamos diariamente, el ser reconocidos por los demás; o quizá ahora nos encontremos en un momento en que lo más importante sea lograr la seguridad económica al llegar a la edad del retiro laboral.

Entonces, tal vez el Reino de los Cielos debe ser algo mucho más importante que solo lograr los objetivos personales que nos proponemos a lo largo de la vida.

El Reino de los Cielos no es un lugar físico, representado por alguna iglesia en particular; tampoco es algo fuera de este mundo, ni algo que esté por llegar; como lo anuncian los profetas de algunas religiones; el reino de los cielos es un mundo casi perfecto, y la posibilidad de encontrarlo está dentro de cada uno de nosotros, es una forma de vida, una manera de ser; es un proceso constante de búsqueda del conocimiento, del aprendizaje y desarrollo de nuevas habilidades y de superación, tanto personal como de aquellos que nos rodean; es el trabajo realizado día a día para la creación de un mundo mejor del que hemos recibido, un mundo donde no existan la desigualdad, la injusticia ni la pobreza.

"Busquen primero el Reino y todo lo bueno que este supone, y todas esas cosas las recibirán por añadidura”
Evangelio de San Mateo


Cuando alguien logra encontrarse en la vida el equivalente al Reino de los Cielos se nota en sus ideas, en sus palabras y en su comportamiento, algunos llaman a este descubrimiento estado de santidad, otros estado de gracia, kundalini, tao, felicidad, etc., pero todas estas formas de nombrarlo se refieren a una situación muy especial en la que nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestras emociones se alinean de una manera tan perfecta que la energía vital fluye a través nuestro sin limitación alguna y se manifiesta en cada aspecto de nuestra vida; y lo que es más importante, influye en las todas las personas que nos rodean. Cuerpo, mente y emociones, perfectamente alineados, como un caleidoscopio, que nos permite ver y transmitir la belleza del universo a todo lo que nos rodea.

Al realizar nuestra búsqueda personal y constante de este mundo perfecto, estamos cumpliendo con la responsabilidad que como seres humanos adquirimos en el momento de nuestro nacimiento, si, genéticamente hablando, representamos lo mejor de nuestra especie, debemos hacer todo lo posible para liberar e incrementar el potencial con el que nacimos; si somos la combinación de las mejores características de incontables generaciones de ancestros, no debemos permitir que estas capacidades se duerman en nuestro interior, debemos mejorarlas y utilizarlas sin miedo y sin restricciones para beneficio nuestro y de quienes nos rodean; ahí está la verdadera riqueza; ahí está realmente el Reino de los Cielos; en construir un mundo mejor para todos los que vivimos en el.

La posibilidad de construir un mundo mejor siempre ha estado entre nosotros; se va haciendo realidad para aquellos que creen en el, y que poco a poco, en su corazón y en su conciencia, a través de sus palabras y sus actos lo van construyendo día a día.

Los invito a poner todo nuestro esfuerzo y empeño en desarrollar y utilizar nuestras habilidades para construir un mundo mejor en beneficio de todos, con la misma alegría y dedicación como lo haríamos si hubiéramos encontrado realmente un tesoro; si eres estudiante trata no solo de ser el mejor, sino de influenciar positivamente y ayudar a tantos compañeros como puedas; si eres político, trabaja en beneficio de la gente y no busques solo tu beneficio personal; si eres directivo en alguna empresa, defiende también los intereses de tus empleados de tus clientes y proveedores, no solo los de los accionistas, si eres policía, realmente cuida el orden y protege a las personas sin abusar de tu autoridad; si tienes una empresa, reparte los beneficios en partes iguales, una para los dueños, una para el negocio, una para los clientes y una para los empleados; si tienes facilidad para adquirir conocimientos, compártelos con tantas personas como te sea posible; si tienes la capacidad para liderar a otros, trata de influir en ellos para impulsarlos a lograr cosas positivas; de esta forma lograremos un mundo más justo y estaremos haciendo realidad el Reino de los Cielos.

Vale la pena reflexionar un poco y preguntarnos si con nuestros pensamientos, palabras y actos, estamos logrando crear un mundo mejor para todos los que vivimos en el.



¡Despierta, libera tu potencial, trabaja en tu mente…!

jueves, 14 de noviembre de 2013

Habilidades de un Lider-I Interés por la gente

Interés por la gente


¿Cuál es la principal habilidad que debe desarrollar un líder?
Es difícil encontrar un gran líder que no tenga la habilidad para relacionarse con las personas en las que influye. Esta es la habilidad más importante del liderazgo. Sin ella una persona no puede dirigir eficazmente a otras.
Antes de siquiera pensar en dirigir, o influir a un grupo, un líder se debe interesar por ellos; las personas no se motivan por los títulos, o por el dinero que posee alguien; la gente responde a la gente. El que influye en otros solo para que lo sigan es un líder con limitaciones.
El trato con la gente es el mayor reto al que se enfrenta una persona en su vida, sobre todo cuando este trato involucra aspectos como la autoestima y la seguridad en sí misma de las personas con las que se interactúa. Podemos ganar más amigos en dos meses interesándonos en ellos, que los que podríamos ganar en dos años tratando únicamente de interesarlos en nosotros. No importa si se trata de un empresario, de un empleado, un contador, una ama de casa, un arquitecto o un ingeniero todos tendrán las mismas dificultades en el trato con la gente; aún en áreas tan técnicas como la ingeniería o la arquitectura, solo alrededor del 15 por ciento del éxi­to se debe al conocimiento técnico, y el 85 por ciento restante tiene que ver con la habi­lidad en las relaciones humanas, con la forma de atraer y tratar a las personas, a los contactos que tengamos, en resumen, a la personalidad y la capa­cidad para tratar con los demás; hay un refrán que dice que una persona que no sabe sonreír no debería poner una tienda; entonces ¿no creen que es una habilidad básica que todos debemos desarrollar?.
El interés en el trato a los demás debe ser real, no fingido, tener un interés sincero en los demás no sólo nos traerá más amigos, sino que también puede crear lealtad a un negocio por parte de los clientes; si se quiere convencer a una persona para que nos acompañe en el logro de una visión o en la búsqueda de un objetivo, primero debemos convencerlo de nuestro interés por él y por sus necesidades.
Todos tenemos necesidad de algo, reconocimiento, compañerismo, comprensión, apoyo, el deseo de sentirnos valiosos. ¡La gente quiere sentirse importante!, el líder que influye a otros para conseguir su beneficio personal, solo está manipulando; el líder que los influye y desarrolla para lograr un beneficio mutuo y para que, a su vez, ellos dirijan a otros, está motivando, y se convierte en un líder sin límites.
Es motivante encontrarse con un líder en el que la gente confía y al que siguen pero es más motivante encontrar y colaborar con un líder que se interesa en la gente, la desarrolla y confía en ella. Cuando ambas situaciones se combinan, el resultado es confianza y lealtad. Mientras más confianza tenga la gente en el líder, más dispuestos estarán a aceptar y alcanzar los cambios propuestos por él. La confianza y la lealtad es lo que mantiene a los seguidores y a los líderes unidos.
De manera natural las personas se inclinan a relacionarse unas con otras de acuerdo a la afinidad en su personalidad y temperamento, pero esto no determina su habilidad para relacionarse. Hasta la persona más introvertida puede aprender a desarrollar buenas relaciones; y esta habilidad se puede aprender y mejorar.
Consejos para mejorar el trato con la gente.
Sonreír, las acciones dicen más que las palabras, una sonrisa significa me gustas, me causas felicidad, me alegro de verte, me caes bien, pensemos en el mejor amigo del hombre, porque se ha ganado esta fama, porque cuando nos ven brincan como locos, se alegran de vernos, nos demuestran que son felices de vernos.
La gente que sonríe, trabaja, enseña y vende con más eficacia, y ayuda a crear ambientes más agradables. Es preferible emplear a un vendedor sin experiencia que tenga una agradable sonrisa, que a un doctor en filosofía con cara de pocos amigos.
Empatía, siempre hay una razón por la que las personas actúan como lo hacen; tratemos sinceramente de ponernos en su lugar; "¿qué pensaríamos; cuál sería nuestra reacción?, ¿por qué no cerramos los ojos y tratamos de ver las cosas desde su punto de vista?, esto no es sencillo y nos puede llevar tiempo acostumbrarnos, pero nos ayudará a obtener mejores resultados en nuestro trato con la gente y con menos fricciones. Uno de los secretos del éxito, es la capacidad para apreciar el punto de vista del prójimo y ver las cosas desde su punto de vista como si fuera el propio.
¿No les gustaría tener una frase mágica para detener las discusiones, eliminar malos entendidos, crear buena voluntad y hacer que nos escuchen aten­tamente?; entonces, cuando haya una situación de conflicto, comencemos diciendo, ¡no lo culpo por sentir y reaccionar como lo hizo, si yo estuviera en su lugar, lo habría hecho de la misma manera!
Escuchar, en una conversación, sobre el tema que sea, es muy importante poner atención ex­clusiva a la persona que habla, como si no existiera nadie más en el mundo; la persona con quien hablamos está cien veces más interesada en ella misma, en sus necesida­des y problemas que en nosotros; hay que animarlos a que hablen de sí mismos y cuando sea nuestro turno hay que hablar de lo que les interesa a ellos y cómo conseguirlo. Si alguien se interesa en ayudarnos a resolver nuestros problemas no tendrá que esforzarse mucho por convencernos para avanzar en una dirección, lo haremos nosotros mismos.
Dejemos que hable la otra persona, ella sabe más que nosotros sobre sus problemas y necesidades, hagamos preguntas, dejemos que nos explique; no la interrumpamos, pues no nos prestará atención mientras tenga todavía ideas que quiera expresar, es­cuchemos con paciencia. Hasta nuestros amigos prefieren ha­blar de sus asuntos antes que escucharnos hablar de los nuestros, entonces, permitamos que la otra persona sea quien hable más.
Motivar, todo el mundo vemos satisfechas nuestras necesidades en la vida, menos una, el deseo de ser grande; de ser importante, de ser apreciado; hay que satisfacer sinceramente este deseo de importancia en los demás tratando de que la otra persona se sienta importante, no importa la situación de que se trate, hay que hacerles sentir que reconocemos su importancia; el uso de elogios en lugar de críticas es básico para motivar, en sicología se llama reforzamiento de una conducta, utilizando el elogio sincero, se refor­zará lo bueno que hace la gente. No es fácil, cuando estamos acostumbrados a ver solo las cosas negativas; y en ocasiones es difícil encontrar algo que elogiar, si conseguimos encontrarlo, vamos a aprovecharlo, a todos nos agrada ser elogiados, pero solo cuando el elogio es específico y sincero, no algo que la otra persona puede estar diciendo sólo para hacemos sentir bien.
Todos anhelamos aprecio y reconoci­miento, pero nadie quiere mentiras ni adulación fingida; no se trata de cambiar a la gente, se trata de motivar, de inspirar a aquellos con quienes entramos en contacto para que descubran las capacidades que poseen.
No criticar ni discutir, la crítica pone a las personas a la defensiva, y hace que traten de justificarse y de criticarnos también; lastima el orgullo personal, hiere el sentido de importancia y despierta resentimientos; en lugar de criticar, tratemos de comprender por qué actúan de determinada forma, es más provechoso; cualquiera puede criticar y quejarse, la mayoría lo hacemos; pero se necesita carácter y dominio de sí mismo para controlarse, entender y no criticar.
Cuando alguien comete un error se siente tan mal que hacérselo notar no traerá ningún beneficio, y menos si lo hacemos frente a otros, esto tendrá siempre un efecto negativo, aun así, si fuera necesario llamar la atención a alguien, es siempre conveniente hacerlo a solas, sin testigos.
Cuando se detectan errores, es una buena oportunidad para plantearlo de manera diferente a como normalmente lo hacemos, agradecer al grupo por su trabajo y esfuerzo, comentar que no es raro que alguien cometa un error, que confiamos en que no se volverá a presentar, y asegurar delante de todos, que tenemos fe en ellos, y que sabemos que ponen lo mejor de sí.
El lenguaje corporal también es muy importante, se puede decir a otra persona que se equivocó con una mirada, una entonación o un gesto, y si le decimos que se equivoca, ¿creen que podremos convencerlo de que esté de nuestra parte?
En una discusión, sólo hay un modo de sacar la mejor parte y es evitarla, no se puede ganar en una discusión, por­que si se pierde, ya está perdida; y si se gana, se pier­de también porque se destruyen los argumentos de la otra persona, le hacemos sentirse inferior, las­timamos su orgullo y una persona convencida contra su voluntad, internamente sigue teniendo la misma opinión.
Cuando hablemos con alguien y tratemos de convencerlo de algo, empecemos destacando, y sigamos destacando, las cosas en las que estamos de acuerdo; sigamos reforzando, que tenemos el mismo fin y que la única diferencia es de forma y no de fondo. A nadie le gusta sentir que lo obligan a hacer algo, nos gusta que se tomen en cuenta nuestros deseos, necesidades, ideas; que nos tengan bien comunicados
Reconocer cuando nos equivocamos, es mejor decir nosotros mismos todas las cosas negativas que sabemos están pensando o quieren decir otras personas, y decirlas a la primera oportunidad; Señor, si lo que dice usted es cierto, la cul­pa es mía y no hay excusas, estoy muy apenado por lo que ocurre”; esto evita la actitud defensiva, y frecuentemente ayuda a resolver los problemas; cualquiera trata de justificar sus errores, casi todos lo hacemos, pero quien los admite da un gran paso en la solución de los mismos. Si estamos equivocados, hay que admitirlo.
El mensaje de los dos puntos anteriores no trata sobre cómo evitar la confrontación, trata de hacernos reflexionar en que si, en toda confrontación, nos concentramos en buscar los hechos y encontrar soluciones, en lugar de buscar culpables, y lo hacemos de la forma en que se aconseja, todos saldremos beneficiados en el proceso.
Existen muchas otras habilidades para lograr una buena interacción con las personas, pero creo que si alguien tiene un auténtico interés por la gente, los desarrolla y confía en ellos, no tendrá ningún problema en ganarse el respeto, la confianza y lealtad de aquellos a quienes dirige.

¡Libera tu potencial…!