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viernes, 29 de noviembre de 2013

Reencarnación o Vida Eterna


¿Reencarnación o Vida Eterna?
¿Creemos en la reencarnación y en la vida eterna, porqué creemos en ella, se debe solo a la fe o es una necesidad sicológica, tiene bases reales, y sobre todo, como afecta nuestra conducta este tipo de creencias?

El tema de la reencarnación y la vida eterna es algo que está presente en la vida de muchos de nosotros y tiene una gran influencia sobre nuestra conducta.

La creencia en la reencarnación ha estado presente en la humanidad desde las culturas más antiguas, sobre todo en las religiones orientales, como el Hinduismo, Budismo y Taoísmo, y también en las de las tribus de Africa, de América y Oceanía. La reencarnación afirma que la esencia de las personas, conocida como alma, espíritu, conciencia o energía, después de morir nace en un nuevo cuerpo; inclusive algunos afirman que este ciclo se repite de manera constante con la finalidad de cumplir una misión; lograr el aprendizaje y desarrollo necesarios, que nos permitirá alcanzar la liberación y la unión con una entidad de consciencia más alta; con Dios. La creencia de que una persona fallecida volverá a vivir con otro cuerpo ha sobrevivido incluso dentro de las religiones judeocristianas (cristianismo, judaísmo e islam). Todas las religiones originadas en el hinduismo afirman que la reencarnación ocurre en un ciclo sin fin, llamado la rueda del karma, mientras nuestras buenas acciones no sean suficientes para terminar con él.

En la mitología de la religión brahmánica, al momento de la muerte, el alma abandona el cuerpo, y es arrastrada por los mensajeros del dios encargado de juzgar el karma de las almas, para ser juzgada. Dependiendo de las acciones que realizamos, buenas o malas, el alma reencarna en un ser superior, intermedio o inferior. En el que la vida humana es un estado intermedio. Este proceso sin fin recibe el nombre de samsara (vagar). Las religiones orientales se refieren a este vagar como una vida sin propósito ni sentido en la que donde nos enfocamos en el entretenimiento, codicia, acumulación de bienes.

Cada alma viaja por esta rueda y la dirección la marcan nuestros actos. Según el hinduismo popular moderno, el estado en el que renace el alma está determinado por sus buenas o malas acciones (karma) realizadas en anteriores encarnaciones.

La liberación de la reencarnación se consigue después de haber expiado el peso de su karma, es decir, todas las consecuencias procedentes tanto de sus buenos como de sus malos actos. Este proceso es continuo hasta que el alma está completamente evolucionada y se identifica o alcanza al creador del mundo, en donde es salvado de la desgracia de la necesidad de más renacimientos.

Luego de su última muerte sale del universo material y se funde en la Luz Divina

La tradición tibetana indica que ha de pasarse por el bardo, que significa literalmente ‘estado intermedio’ o ‘estado de transición’, inmediatamente después de la muerte.

El budismo plantea como la rueda de los nacimientos se terminará cuando todos los seres vivos hayan logrado la iluminación.

El cristianismo rechaza la reencarnación por considerarla una doctrina contraria a la resurrección de la Biblia. La doctrina de la reencarnación fue abolida por el emperador Justiniano, pero la abolición no fue firmada por el Papa, a quién Justiniano encarceló por negarse a firmarla. Solamente la firmaron los obispos del concilio que convocó Justiniano para la abolición, pues originalmente eran los emperadores quienes convocaban los concilios en vez de los Papas.

Algunas denominaciones cristianas, han promovido la creencia en la reencarnación principalmente iglesias de la Nueva era. Estos grupos normalmente aseguran que tales doctrinas se pueden encontrar en la Biblia o en la tradición cristiana primitiva.

Diversos grupos cristianos en los primeros tiempos, como los gnósticos, asumieron la creencia en la reencarnación, ya que esta concepción estaba muy extendida en el mundo clásico y antiguo. Algunos de los Padres anteriores al Concilio de Nicea para combatir esta filosofía trataron este tema en sus escritos, rechazándola y tratando de mostrar sus contradicciones a un pueblo que en aquellos días, probablemente, no tenía problema en asumir dicha creencia, dentro del marco del cristianismo primitivo, al estar éste influido por muchas tradiciones anteriores.

Durante el siglo pasado, el psiquiatra Ian Stevenson, ha investigado numerosos informes de niños que afirmaban recordar una vida pasada. Llevó a cabo más de 2.500 estudios de caso, en un período de 40 años. Stevenson documentaba metódicamente las declaraciones de cada niño, y posteriormente encontraba la identidad de la persona fallecida con la que el niño se había identificado, y verificaba los hechos de la vida de la persona fallecida que coincidían con los recuerdos del niño. Sin embargo, una gran mayoría de casos de reencarnación notificados por Stevenson se originaron en sociedades orientales, donde las religiones dominantes a menudo permiten el concepto de reencarnación.

Algunos escépticos sugieren que las afirmaciones de evidencia de la reencarnación se originan en el pensamiento selectivo y en los falsos recuerdos, que resultan de un sistema de creencias propio y de miedos básicos, y por lo tanto no se pueden tener en cuenta como evidencia.

Una objeción sobre la reencarnación incluye el hecho de que la gran mayoría de la gente no recuerda vidas anteriores, y que no hay ningún mecanismo conocido por la ciencia moderna que permita a la personalidad sobrevivir a la muerte y viajar a otro cuerpo.

Otra de las objeciones a la reencarnación, es que sería inconsistente con el crecimiento de la población.

Existen en Internet numerosas comparaciones entre personajes famosos actuales con fotos de personas que murieron hace muchísimos años y que son tan parecidas que lo muestran y utilizan para respaldar la idea de la reencarnación.

No deberíamos dejar que este tipo de ideas nos influyan de tal manera que nos apartemos de nuestra verdadera Misión en la vida; el creer en una vida eterna o en una posible siguiente oportunidad a través de la reencarnación, nos puede desviar de lo realmente importante; liberar e incrementar el potencial con el que nacimos; no debemos permitir que estas capacidades se duerman en nuestro interior, debemos utilizarlas para nuestro beneficio y el de los demás; debemos construir un mundo mejor para todos aquí y ahora.

El tema de la reencarnación y de la vida eterna es algo complejo, pero de lo que estoy seguro es que encontraremos la respuesta algún día; hay demasiadas cosas en este mundo que no conocemos y que no por ello dejan de ser reales; en mi caso siempre he pensado que la personalidad del ser se pierde en el momento de la muerte; que no hay una consciencia que pueda sobrevivir; que los elementos de la identidad se desintegran; y si hay algo parecido a la vida eterna es a través de la herencia, una persona hereda sus características físicas a sus descendientes directos; y tiene la oportunidad de heredar también parte de sus ideas a través de la educación y formación de sus hijos; y sin embargo aún queda la esperanza de que sea cierto.

Mi padre y mi madre viven en mí, como yo mismo vivo en cada uno de mis hijos.


La siguiente liga contiene un relato sobre la reencarnación:
http://rbb-desarrollo.blogspot.com/2013/11/mision-reencarnacion.html

viernes, 15 de noviembre de 2013

El Reino de los Cielos


Un mundo mejor

“El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, si un hombre lo descubre, lo tapa y, feliz de haberlo encontrado, va, vende todo lo que tiene y compra ese campo”
Evangelio de San Mateo



Esta parábola del evangelio describe perfectamente cuál debería ser nuestro comportamiento cuando, en la vida, llegamos a encontrar algo tan valioso que deseamos obtener a cualquier precio, sin importar los esfuerzos o recursos que tengamos que invertir en ello, a lo largo de los años, muchas veces he reflexionado sobre el significado de estas palabras; la mayoría le damos un significado religioso por el origen de las mismas, pero además, todavía tenemos la ilusión y seguimos esperando que el Reino de los Cielos prometido por la religión llegue algún día; otros interpretamos que se trata solo de un reino de tipo espiritual, al que llegaremos, si nos portamos bien, después de nuestro paso por este mundo; pero en mi caso, yo siempre lo he comparado con las cosas más importantes en mi vida, aquello que vale la pena lograr; en cómo podría hacer para alcanzarlo, en lo que tendría que sacrificar para hacerlo, y también en cómo me sentiría al realizarlo; pero también me he dado cuenta que la importancia que le damos a las cosas va cambiando con el paso de los años y con la situación en la que nos encontramos; cuando somos solteros, las cosas más importantes son muy diferentes a cuando iniciamos una familia, o cuando tenemos ya tiempo de haberla formado, en el aspecto profesional, tal vez lo más importante es el deseo de lograr una mejor posición laboral y un mejor ingreso, pues se traducirá en mejores condiciones de vida para nosotros y nuestra familia, pero esto también puede llegar a cambiar con los años, si ya conseguimos lo anterior, tal vez ahora lo más importante no sea el ingreso ni la posición, tal vez ahora sea el reconocimiento de nuestras ideas, el verlas aplicadas en los procesos de trabajo de la empresa para la que colaboramos; o tal vez lo más importante sea la influencia que podemos tener sobre las personas con las que interactuamos diariamente, el ser reconocidos por los demás; o quizá ahora nos encontremos en un momento en que lo más importante sea lograr la seguridad económica al llegar a la edad del retiro laboral.

Entonces, tal vez el Reino de los Cielos debe ser algo mucho más importante que solo lograr los objetivos personales que nos proponemos a lo largo de la vida.

El Reino de los Cielos no es un lugar físico, representado por alguna iglesia en particular; tampoco es algo fuera de este mundo, ni algo que esté por llegar; como lo anuncian los profetas de algunas religiones; el reino de los cielos es un mundo casi perfecto, y la posibilidad de encontrarlo está dentro de cada uno de nosotros, es una forma de vida, una manera de ser; es un proceso constante de búsqueda del conocimiento, del aprendizaje y desarrollo de nuevas habilidades y de superación, tanto personal como de aquellos que nos rodean; es el trabajo realizado día a día para la creación de un mundo mejor del que hemos recibido, un mundo donde no existan la desigualdad, la injusticia ni la pobreza.

"Busquen primero el Reino y todo lo bueno que este supone, y todas esas cosas las recibirán por añadidura”
Evangelio de San Mateo


Cuando alguien logra encontrarse en la vida el equivalente al Reino de los Cielos se nota en sus ideas, en sus palabras y en su comportamiento, algunos llaman a este descubrimiento estado de santidad, otros estado de gracia, kundalini, tao, felicidad, etc., pero todas estas formas de nombrarlo se refieren a una situación muy especial en la que nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestras emociones se alinean de una manera tan perfecta que la energía vital fluye a través nuestro sin limitación alguna y se manifiesta en cada aspecto de nuestra vida; y lo que es más importante, influye en las todas las personas que nos rodean. Cuerpo, mente y emociones, perfectamente alineados, como un caleidoscopio, que nos permite ver y transmitir la belleza del universo a todo lo que nos rodea.

Al realizar nuestra búsqueda personal y constante de este mundo perfecto, estamos cumpliendo con la responsabilidad que como seres humanos adquirimos en el momento de nuestro nacimiento, si, genéticamente hablando, representamos lo mejor de nuestra especie, debemos hacer todo lo posible para liberar e incrementar el potencial con el que nacimos; si somos la combinación de las mejores características de incontables generaciones de ancestros, no debemos permitir que estas capacidades se duerman en nuestro interior, debemos mejorarlas y utilizarlas sin miedo y sin restricciones para beneficio nuestro y de quienes nos rodean; ahí está la verdadera riqueza; ahí está realmente el Reino de los Cielos; en construir un mundo mejor para todos los que vivimos en el.

La posibilidad de construir un mundo mejor siempre ha estado entre nosotros; se va haciendo realidad para aquellos que creen en el, y que poco a poco, en su corazón y en su conciencia, a través de sus palabras y sus actos lo van construyendo día a día.

Los invito a poner todo nuestro esfuerzo y empeño en desarrollar y utilizar nuestras habilidades para construir un mundo mejor en beneficio de todos, con la misma alegría y dedicación como lo haríamos si hubiéramos encontrado realmente un tesoro; si eres estudiante trata no solo de ser el mejor, sino de influenciar positivamente y ayudar a tantos compañeros como puedas; si eres político, trabaja en beneficio de la gente y no busques solo tu beneficio personal; si eres directivo en alguna empresa, defiende también los intereses de tus empleados de tus clientes y proveedores, no solo los de los accionistas, si eres policía, realmente cuida el orden y protege a las personas sin abusar de tu autoridad; si tienes una empresa, reparte los beneficios en partes iguales, una para los dueños, una para el negocio, una para los clientes y una para los empleados; si tienes facilidad para adquirir conocimientos, compártelos con tantas personas como te sea posible; si tienes la capacidad para liderar a otros, trata de influir en ellos para impulsarlos a lograr cosas positivas; de esta forma lograremos un mundo más justo y estaremos haciendo realidad el Reino de los Cielos.

Vale la pena reflexionar un poco y preguntarnos si con nuestros pensamientos, palabras y actos, estamos logrando crear un mundo mejor para todos los que vivimos en el.



¡Despierta, libera tu potencial, trabaja en tu mente…!