¿Qué
tan libres somos en nuestra forma de actuar y de pensar; nuestras ideas y creencias son solamente
nuestras, son el resultado de un proceso de elección libre, o son el fruto de la
influencia que hemos recibido de otras personas; que tan auténticos somos; como
seríamos si hubiéramos nacido en otra época, en otro país, con otra cultura, con otras ideas,
cuál sería nuestra religión, cuáles serían nuestras costumbres y nuestras
creencias?
Si
reflexionamos un poco, casi nada de lo que consideramos como ideas o creencias
propias son algo que hayamos elegido por nosotros mismos con total libertad e
independencia; desde nuestro nacimiento, hasta el día de hoy, hemos sido influenciados y, en algunos casos, condicionados
por las personas que nos rodean para responder a determinados estímulos y esto
se ha grabado tan fuerte en las redes neuronales de nuestra mente; en nuestro
subconsciente, que se han convertido en hábitos y estos hábitos determinan en
gran medida como va a ser nuestra conducta y como vamos a interpretar y a reaccionar
ante las situaciones que se nos presentan en la vida diaria. En otras palabras,
desde que nacimos hemos sido condicionados para ser como somos; tal vez se
escuche hasta ofensivo, por el sentido que le damos a la palabra, pero hemos
sido amaestrados sin darnos cuenta; y lo peor de todo es que estamos tan
acostumbrados a ello que lo seguimos aceptando sin cuestionarlo, y a la vez, nosotros también lo
hacemos con las personas que nos rodean.
Nunca
han sido tan ciertas las palabras de que "quién no conoce cómo funciona su mente
corre el riesgo de ser manipulado".
Nuestra mente funciona en dos modalidades, de manera consciente y subconsciente, la consciente recibe la información del medio ambiente, a través de nuestros diferentes sentidos, la razona, reflexiona, llega a conclusiones y termina por aceptar o rechazar lo que observa; integrando esta información a nuestras redes neuronales, y conformando lo que denominamos autoimagen, que es el concepto mental que tenemos de nosotros mismos y de cómo es y como funciona el mundo que nos rodea; estas redes neuronales en su mayoría son manejadas por la mente subconsciente, la cual, además de controlar todos los procesos automáticos de nuestro cuerpo, utiliza la información contenida en la autoimagen, e influye sin que nos demos cuenta, en nuestra conducta, modela nuestras respuestas emocionales, nos dice como sentir, como actuar, determina lo que somos capaces de lograr y lo que no, en resumen, la mente subconsciente es la principal responsable de nuestra conducta ante cualquier situación que se nos presenta en la vida y de lo que vamos a lograr. Cuando una creencia, real o imaginada, sobre nosotros, o sobre cómo y porqué actúan los demás, es aceptada y se integra a nuestras redes neuronales, en nuestra autoimagen, se convierte en una verdad para nosotros, y automáticamente empieza a influir sobre la forma en que nos comportamos y vemos las cosas.
Desde
la infancia recibimos una gran cantidad de condicionamientos que funcionan como
cadenas a la hora en que nuestra mente debe encontrar soluciones a las
situaciones diarias de la vida; nos dicen cosas como, “los niños no deben
preguntar tanto”, y ya nos están condicionado a no buscar respuestas a nuestras
preguntas, nos están matando la curiosidad; “los niños se portan seriecitos y
no gritan”, y nos comienzan a convertir en personas serias e introvertidas; “debes
obedecer a tus mayores”, y con esto nos
condicionan a seguir siempre normas y convencionalismos; “los hombres no
lloran”, y difícilmente podemos expresar nuestras emociones; y otras tantas parecidas,
cada una de estas frases, escuchadas constantemente y aceptadas como ciertas, se
integran a nuestra autoimagen y forman en nuestras redes neuronales verdaderas
autopistas de comportamiento que comienzan a condicionarnos para actuar como
quieren los demás; van modificando nuestra conducta de tal modo que con el
tiempo toda la curiosidad y alegría que teníamos de manera natural en nuestros
primeros años se ha perdido casi por completo.
Después
viene la etapa de la adolescencia donde el condicionamiento es todavía más
intenso, “no te dejes ganar por nadie, debes de ser siempre el mejor, eres un
campeón”, y esto no hace otra cosa que implantar el sentido de competencia en
nosotros, el buscar a toda costa ser siempre el primero; “deberías agradecer
los esfuerzos que hacemos por ti”, y ya nos están reforzando un sentido de
culpabilidad; “si no consigues tener dinero y bienes, no vas a tener éxito en
la vida”, y ya estamos buscando a toda costa tener bienes y dinero; “debes estudiar para trabajar en una buena
empresa”, y ya nos están condicionando a trabajar para otros; “nuestra religión
es la única y verdadera, nuestras ideas son las correctas”, y ya nos están
reforzando la intolerancia hacia ideas y creencias diferentes a las nuestras.
Después,
durante nuestra vida profesional seguimos recibiendo ideas que nos van a
condicionar, “si quieres progresar debes hacer lo que dice el jefe”, “a las
personas que proponen ideas nuevas casi siempre las congelan”, “es mejor no
hacer mucho ruido y tener el trabajo seguro”, “si quieres sobresalir debes ser
de tal forma”.
También
tenemos los constantes condicionamientos que nos envían las empresas, a través
de los medios masivos de comunicación, con la finalidad de crearnos una
necesidad de compra, “si quieres ser exitoso debes comprar este auto”, “las
personas de éxito usan tal marca”, “las personas importantes comen en estos
lugares”, “divertirse es tomar bebidas de esta marca y brincar como loco”. Todo
esto nos induce a considerar que los bienes y las apariencias son lo más
importante y no importa que tengamos que endeudarnos con tal de conseguirlo.
También
se dan los condicionamientos positivos, cuando alguien nos dice constantemente,
“eres muy inteligente”, “eres muy organizado”, “tienes una gran fuerza de
voluntad”, “siempre encuentras una solución a los problemas”; estas ideas
terminan por ser aceptadas y grabarse en nuestras redes neuronales pasando a
formar parte de nuestra autoimagen, entonces empezamos a comportarnos de
acuerdo con ellas.
Una
vez que hemos sido condicionados, el mantenimiento a este sistema de creencias
lo realizamos nosotros mismos; ante cada situación que se nos presenta, nuestra
mente recibe la información a través de los sentidos, la analiza y acude a los
datos grabados en nuestras redes neuronales, en nuestra autoimagen; esta
información le dicta a nuestra mente como debemos sentir y reaccionar, y la
respuesta se da de inmediato, de esta forma seguimos reforzando las creencias
que ya tenemos grabadas en el subconsciente. Si estamos convencidos de que
somos malos estudiantes, nuestra mente nos impide literalmente lograr buenos
resultados en los exámenes; si pensamos que no tenemos la habilidad para
expresarnos en público; a la hora de intentarlo nuestra mente nos pondrá todos
los obstáculos posibles, de modo que se cumpla con la idea que tenemos grabada
en nuestro subconsciente. Según algunos especialistas, la influencia del
subconsciente llega incluso a afectarnos físicamente, haciéndonos más propensos
a sufrir enfermedades; a finales del siglo 19 y principios del 20, un famoso
sicólogo, Emile Coue, se dio cuenta que un gran número de enfermedades tenían
su origen en la mente de las personas; entonces desarrolló y aplicó un método
basado en la sugestión logrando curaciones de enfermedades físicas casi
milagrosas entre sus pacientes.
Existe
un método de sugestión rápida, que provoca resultados en el corto plazo, se
llama hipnotismo; cuando somos sugestionados a través de la hipnosis, somos
capaces de hacer cosas sorprendentes; pero esto funciona solo cuando estamos completamente
convencidos de que las palabras del hipnotizador son verdaderas; es decir,
cuando lo que nos plantea está de acuerdo con nuestro sistema de creencias,
solo entonces comenzamos a comportarnos de una manera distinta, porque pensamos
y creemos de diferente modo. La hipnosis siempre ha sido difícil de comprender,
parece como si en ella hubiera alguna fuerza extraña. Pero el principio bajo el
que opera es muy sencillo, es el mismo que el del condicionamiento; cuando se
llega a convencer a la mente del sujeto de algo, se comporta de acuerdo con tal
idea, por ejemplo, si se le convence que es insensible al dolor, este puede
soportar las intervenciones quirúrgicas sin necesidad de anestesia.
Actuamos
y sentimos no de acuerdo a como son las cosas realmente, sino de acuerdo como
pensamos que son. Tenemos ciertas creencias con respecto a nosotros, a nuestro
mundo y a la gente que nos rodea, y nos comportamos como si estas ideas fueran
la verdad absoluta.
Supongamos,
por ejemplo, que vamos caminando por el bosque y nos encontramos con una
persona disfrazada con la piel de un oso; imaginamos y pensamos que realmente
hay un oso en el bosque, la reacción del miedo se produce de manera automática;
se genera en nosotros el deseo de huir; el subconsciente envía señales a los
músculos del cuerpo haciéndolos más elásticos, de tal manera que podamos correr
más de prisa; el ritmo del corazón se acelera; las glándulas correspondientes
segregan adrenalina en nuestro sistema circulatorio; todas las funciones del
cuerpo que no son necesarias para correr se detienen instantáneamente; el
estómago deja de funcionar y toda la sangre disponible es enviada a los
músculos que la van a necesitar; la respiración se hace mucho más rápida y la cantidad
de oxígeno que se envía a los músculos se multiplica en unos segundos; y entonces
salimos corriendo como si fuéramos los campeones olímpicos de los 100 metros, no
sentimos los raspones que nos dejan las ramas ni las piedras del camino, toda
esta reacción dura hasta que nos sentimos a salvo; cuando nos sentimos seguros
nuestra mente envía las señales correspondientes al cuerpo y empieza a volver a
la normalidad.
Este
ejemplo, ilustra la forma en que funciona nuestra mente
subconsciente frente a las ideas que consideramos como ciertas y la manera como
influye y controla la forma en que reacciona nuestro cuerpo; sucede lo mismo
con las ideas con las que ha sido sugestionada nuestra mente y que consideramos
como verdaderas; aún sin darnos cuenta, están influyendo en nuestra conducta.
No
importa cómo o cuando adquirimos las ideas o los condicionamientos que
actualmente tenemos, puede ser que hayamos aceptado una idea generada por nosotros
mismos, de nuestros maestros, de nuestros padres, de la publicidad en un
anuncio, o de cualquier otra forma; una vez que nos hayamos convencido de que
la idea es verdadera, y se grabe en nuestro subconsciente, empezará a tener
efectos inmediatos sobre nuestra conducta.
Todo
ser humano se halla sugestionado en una u otra forma, por ideas que aceptó de
otros, o por ideas que se ha repetido constantemente a sí mismo y que le llegaron
a convencer como verdaderas.
Con
todo este condicionamiento que recibimos durante nuestra vida; ¿Qué tan libres
nos sentimos respecto a nuestras ideas, a nuestros deseos, a nuestra forma de
comportarnos; nos sentimos realmente libres o hemos sido condicionados?
Para cambiar, primero debemos modificar nuestras creencias, puse estas son increíblemente fuertes y marcan la mente tan profundamente que incluso la experiencia más notable no logra modificar nuestra conducta; nuestras creencias generan nuestra realidad, el subconsciente influye en la interpretación de lo observado.
Para cambiar, primero debemos modificar nuestras creencias, puse estas son increíblemente fuertes y marcan la mente tan profundamente que incluso la experiencia más notable no logra modificar nuestra conducta; nuestras creencias generan nuestra realidad, el subconsciente influye en la interpretación de lo observado.
Conociendo
la forma en que funciona nuestra mente y como hemos sido condicionados, tenemos
la oportunidad de cambiar esto a nuestro favor. Podemos utilizar el
condicionamiento de manera positiva en la educación de nuestros hijos, podemos
re-condicionar nuestra mente eliminando aquello que nos impide desempeñarnos al
máximo, podemos utilizar el condicionamiento positivo para adquirir buenos
hábitos y eliminar aquellos que no deseamos.
Cuando
se inicia un programa de condicionamiento se debe tener cuidado con su aplicación,
ya que el procedimiento funciona de la misma manera para condicionar a una
persona tanto con aspectos positivos como negativos y estos quedarían
incorporados en su personalidad tan pronto como el subconsciente los acepte
como ciertos.
El
condicionamiento a la personalidad de nuestros hijos se va a realizar lo
queramos o no, no podemos impedir el contacto que tendrán con otras personas a
lo largo de su vida, entonces, por lo menos vamos a tomar parte activa en el
proceso de manera que el condicionamiento sea lo más positivo posible.
Si
tenemos niños pequeños, vamos a condicionarlos positivamente reforzando la
curiosidad, la alegría y la confianza que tienen de manera natural, así como
algunas otras características que pudieran ayudar en el desarrollo de su
personalidad.
Si
nuestros hijos ya son adolescentes podemos también ayudar en su desarrollo
condicionándolos para que adquieran hábitos como el gusto por el deporte, la
curiosidad por el aprendizaje y la lectura, la disciplina, la fuerza de
voluntad, la organización y sobre todo el interés por los demás.
Al aplicar
un programa de condicionamiento a nuestros hijos, o a otras personas, debemos
pedir el apoyo de quienes interactúan con ellos, tanto familiares como
maestros, para que en la medida de lo posible, los reforzamientos y comentarios
sobre su conducta estén en línea con el tipo de características que queremos
desarrollar en su conducta; debemos también vigilar el tipo de influencia que
tienen sus amigos y compañeros de la escuela para evitar que interfieran con el
condicionamiento que estamos tratando de implantar en ellos.
En
el caso de que el condicionamiento sea para nosotros mismos, podemos también
empezar a modificar los hábitos que hemos adquirido a lo largo de los años,
solo tenemos que definir cuales características deseamos incorporar en nuestra
personalidad y empezar con un programa de autosugestión que nos llevará a
modificar la información que tenemos grabada en nuestras redes neuronales y que
conforma la autoimagen que tenemos de nosotros.
El
condicionamiento que hemos recibido a través de los años se ha basado en la
repetición de una opinión o idea sobre nosotros mismos hasta la aceptamos como
verdad y esta llega a grabarse en nuestras redes neuronales; con un niño
podemos utilizar el mismo método, reforzar una idea a través de la repetición
hasta que se llega a grabar en su subconsciente, pero alguien mayor como un
adolescente o un adulto que ya tienen bien establecida su personalidad, el
método debe ser diferente, el método que puede dar resultados más rápidos es a
través de la visualización mental.
Un
programa de re-condicionamiento se realiza mejor cuando la mente consciente se
encuentra en un nivel bajo de actividad; las frases y las imágenes mentales para
implantar una nueva idea en nuestra subconsciente deben efectuarse cuando la
persona está lo más relajada posible. El doctor Coue, aconsejaba realizar el
proceso cuando la persona estaba dormida; pero aplicando un programa de
relajación también se logra disminuir la atención de la mente y de esta forma
el inconsciente recibe mejor el condicionamiento.
1. Toda
idea que implantamos en la mente, buena o no, cierta o no; tienen no solamente
tendencia a realizarse, sino que incluso se convierten en algo real para
nosotros. Es decir que si la idea es posible, terminará por realizarse.
2. La
principal facultad de la mente humana es la imaginación, cada vez que existe un
conflicto entre la voluntad y la imaginación, esta última es la que predominará.
Existe otro método para realizar un re-condicionamiento mental, este consiste en modificar nuestra autoimagen, si modificamos el concepto mental que tenemos de nosotros mismos, implantando una creencia, ya sea real o imaginada, sobre nosotros, o sobre cómo y porqué actúan los demás, esta se graba en nuestras redes neuronales, en nuestro subconsciente, y se convierte en una verdad; entonces de manera automática empieza a influir sobre la forma en que nos comportamos y vemos las cosas, como si realmente fuera verdad.
Método para modificar la autoimagen:
La construcción de un
mundo mejor solo es posible liberando y
utilizando nuestras capacidades para
el beneficio común; y la mente es la principal de ellas; ¿aún lo dudas?
¡Libera tu potencial, trabaja en tu Mente!
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