viernes, 22 de noviembre de 2013

El Poder y la Magia de la Oración-2


Hace algunos años me gustaba leer todo lo que podía sobre temas esotéricos, en una ocasión llegó a mis manos un libro sobre tradiciones del Tíbet, en este libro se señalaba lo que te comentaba sobre el entrenamiento que por varios años recibían los monjes para realizar la transferencia de consciencia y ayudar a las personas a morir sin sufrimiento alguno. El libro señalaba las palabras necesarias y daba algunas indicaciones muy generales sobre la forma en que se debían pronunciar.

Con curiosidad, y muy poca prudencia, pronuncié las palabras que venían en el libro; lo que recuerdo aún después de que han pasado tantos años, es que empecé a sentir un hormigueo anormal en todo el cuerpo y sentí algo parecido a cuando te vas a desmayar; empiezas a ver borroso y sientes una gran debilidad física; de repente sentí miedo, mucho miedo, me levanté y corrí hasta un tanque de agua que teníamos en el patio de la casa, me mojé la cara y la cabeza con agua fría, el hormigueo desapareció, pero la debilidad física continuó, instintivamente supe que había hecho algo que no debía y le rogué a Dios para que no me sucediera nada malo; la sensación disminuyó poco a poco pero no desapareció. En la semana siguiente a ese día, baje como 10 kilos de peso, me pasaba todo el día adormilado en la cama, sin fuerzas ni siquiera para levantarme ni comer, recuerdo que comencé a pensar en que no había remedio, que me iba a morir, reflexioné en todas las cosas que nunca iba a tener oportunidad de realizar; ya no vería más a mi familia ni a mis amigos, no tendría oportunidad de conocer a quién sería mi esposa, y mucho menos a mis posibles hijos; nunca tendría la oportunidad de terminar de estudiar ni de seguir aprendiendo, todo se iba a terminar; por esas fechas nos visitó mi abuelita que vivía en Guanajuato y cuando me vio, empezó a llorar, le dijo a mi mamá que me iba a morir si no hacían algo; después supe que fueron a consultar a una curandera; quien les dijo que estaba asustado, que era algo grave y también les dijo como curarme; me aplicaron la curación que les recomendó la curandera y después de ese día empecé a recuperarme poco a poco; todavía durante varios meses en los que al acostarme y cerrar los ojos sentía que mi cuerpo empezaba a dar vueltas y caía en algo obscuro y profundo.

Después de algunos meses, busqué el libro que había sido el causante de todo para quemarlo y evitar que alguien lo leyera y pasara por la misma experiencia que yo, pero no lo pude encontrar por ningún lado; creo que mi mente se auto protegió borrando por completo de mi memoria el lugar donde lo había guardado.

Algunos años después, por pura casualidad, encontré el libro escondido entre otros objetos, con algo de temor lo abrí y comencé a leer nuevamente, pero para mi gran sorpresa, lo que decía el libro no concordaba con lo que recordaba haber leído; recuerdo que el libro que leí originalmente mencionaba la forma en que se entrenaban algunos monjes para controlar la temperatura corporal, de cómo practicaban cubriendo su cuerpo con sabanas mojadas y las secaban aumentando la temperatura de su cuerpo mediante la concentración mental; recuerdo también que realizaban algunos ejercicios para dominar algo conocido como levitación y algunas otras prácticas relacionadas con lo que llaman el cuerpo astral.

Hasta el día de hoy no comprendo exactamente que sucedió pues el libro que encontré no decía nada de esto que te menciono; ¿fue todo una confusión de mi mente, un mecanismo de autoprotección de mi cerebro para evitar algún daño; confundí recuerdos de lecturas de varios libros; o realmente, de alguna forma que no entiendo viví tales experiencias?; no lo sé, pero de algo si estoy completamente seguro.

Hay demasiadas cosas en este mundo que no conocemos y que no por ello dejan de ser reales; “determinados sonidos pronunciados de la manera adecuada tienen efecto sobre el mundo físico y las oraciones son un ejemplo de estos”

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