viernes, 15 de noviembre de 2013

El Reino de los Cielos


Un mundo mejor

“El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, si un hombre lo descubre, lo tapa y, feliz de haberlo encontrado, va, vende todo lo que tiene y compra ese campo”
Evangelio de San Mateo



Esta parábola del evangelio describe perfectamente cuál debería ser nuestro comportamiento cuando, en la vida, llegamos a encontrar algo tan valioso que deseamos obtener a cualquier precio, sin importar los esfuerzos o recursos que tengamos que invertir en ello, a lo largo de los años, muchas veces he reflexionado sobre el significado de estas palabras; la mayoría le damos un significado religioso por el origen de las mismas, pero además, todavía tenemos la ilusión y seguimos esperando que el Reino de los Cielos prometido por la religión llegue algún día; otros interpretamos que se trata solo de un reino de tipo espiritual, al que llegaremos, si nos portamos bien, después de nuestro paso por este mundo; pero en mi caso, yo siempre lo he comparado con las cosas más importantes en mi vida, aquello que vale la pena lograr; en cómo podría hacer para alcanzarlo, en lo que tendría que sacrificar para hacerlo, y también en cómo me sentiría al realizarlo; pero también me he dado cuenta que la importancia que le damos a las cosas va cambiando con el paso de los años y con la situación en la que nos encontramos; cuando somos solteros, las cosas más importantes son muy diferentes a cuando iniciamos una familia, o cuando tenemos ya tiempo de haberla formado, en el aspecto profesional, tal vez lo más importante es el deseo de lograr una mejor posición laboral y un mejor ingreso, pues se traducirá en mejores condiciones de vida para nosotros y nuestra familia, pero esto también puede llegar a cambiar con los años, si ya conseguimos lo anterior, tal vez ahora lo más importante no sea el ingreso ni la posición, tal vez ahora sea el reconocimiento de nuestras ideas, el verlas aplicadas en los procesos de trabajo de la empresa para la que colaboramos; o tal vez lo más importante sea la influencia que podemos tener sobre las personas con las que interactuamos diariamente, el ser reconocidos por los demás; o quizá ahora nos encontremos en un momento en que lo más importante sea lograr la seguridad económica al llegar a la edad del retiro laboral.

Entonces, tal vez el Reino de los Cielos debe ser algo mucho más importante que solo lograr los objetivos personales que nos proponemos a lo largo de la vida.

El Reino de los Cielos no es un lugar físico, representado por alguna iglesia en particular; tampoco es algo fuera de este mundo, ni algo que esté por llegar; como lo anuncian los profetas de algunas religiones; el reino de los cielos es un mundo casi perfecto, y la posibilidad de encontrarlo está dentro de cada uno de nosotros, es una forma de vida, una manera de ser; es un proceso constante de búsqueda del conocimiento, del aprendizaje y desarrollo de nuevas habilidades y de superación, tanto personal como de aquellos que nos rodean; es el trabajo realizado día a día para la creación de un mundo mejor del que hemos recibido, un mundo donde no existan la desigualdad, la injusticia ni la pobreza.

"Busquen primero el Reino y todo lo bueno que este supone, y todas esas cosas las recibirán por añadidura”
Evangelio de San Mateo


Cuando alguien logra encontrarse en la vida el equivalente al Reino de los Cielos se nota en sus ideas, en sus palabras y en su comportamiento, algunos llaman a este descubrimiento estado de santidad, otros estado de gracia, kundalini, tao, felicidad, etc., pero todas estas formas de nombrarlo se refieren a una situación muy especial en la que nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestras emociones se alinean de una manera tan perfecta que la energía vital fluye a través nuestro sin limitación alguna y se manifiesta en cada aspecto de nuestra vida; y lo que es más importante, influye en las todas las personas que nos rodean. Cuerpo, mente y emociones, perfectamente alineados, como un caleidoscopio, que nos permite ver y transmitir la belleza del universo a todo lo que nos rodea.

Al realizar nuestra búsqueda personal y constante de este mundo perfecto, estamos cumpliendo con la responsabilidad que como seres humanos adquirimos en el momento de nuestro nacimiento, si, genéticamente hablando, representamos lo mejor de nuestra especie, debemos hacer todo lo posible para liberar e incrementar el potencial con el que nacimos; si somos la combinación de las mejores características de incontables generaciones de ancestros, no debemos permitir que estas capacidades se duerman en nuestro interior, debemos mejorarlas y utilizarlas sin miedo y sin restricciones para beneficio nuestro y de quienes nos rodean; ahí está la verdadera riqueza; ahí está realmente el Reino de los Cielos; en construir un mundo mejor para todos los que vivimos en el.

La posibilidad de construir un mundo mejor siempre ha estado entre nosotros; se va haciendo realidad para aquellos que creen en el, y que poco a poco, en su corazón y en su conciencia, a través de sus palabras y sus actos lo van construyendo día a día.

Los invito a poner todo nuestro esfuerzo y empeño en desarrollar y utilizar nuestras habilidades para construir un mundo mejor en beneficio de todos, con la misma alegría y dedicación como lo haríamos si hubiéramos encontrado realmente un tesoro; si eres estudiante trata no solo de ser el mejor, sino de influenciar positivamente y ayudar a tantos compañeros como puedas; si eres político, trabaja en beneficio de la gente y no busques solo tu beneficio personal; si eres directivo en alguna empresa, defiende también los intereses de tus empleados de tus clientes y proveedores, no solo los de los accionistas, si eres policía, realmente cuida el orden y protege a las personas sin abusar de tu autoridad; si tienes una empresa, reparte los beneficios en partes iguales, una para los dueños, una para el negocio, una para los clientes y una para los empleados; si tienes facilidad para adquirir conocimientos, compártelos con tantas personas como te sea posible; si tienes la capacidad para liderar a otros, trata de influir en ellos para impulsarlos a lograr cosas positivas; de esta forma lograremos un mundo más justo y estaremos haciendo realidad el Reino de los Cielos.

Vale la pena reflexionar un poco y preguntarnos si con nuestros pensamientos, palabras y actos, estamos logrando crear un mundo mejor para todos los que vivimos en el.



¡Despierta, libera tu potencial, trabaja en tu mente…!

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