Fuerza de voluntad
“Hay una fuerza más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica, es la fuerza de voluntad”.
Albert Einstein
Fuerza de voluntad, la
palabra voluntad
significa poder, la capacidad de hacer las cosas de manera intencional y consciente; de dominar nuestros deseos y pensamientos; y nos
guste o no, actuar de una manera determinada con la finalidad de lograr un
objetivo.
Desafortunadamente,
el principal obstáculo, para la mayoría de nosotros, al intentar
lograr nuestros objetivos, somos nosotros mismos, tenemos
más problemas por causas internas, entre ellas la falta de voluntad, que por
causas externas; pareciera como si nosotros mismos fuéramos nuestro principal
enemigo y estuviéramos obstaculizando constantemente nuestro camino hacia el
objetivo deseado.
La fuerza
de voluntad es un hábito fundamental para el ser humano, nos da la
capacidad para llevar a cabo acciones que en ocasiones son contrarias a nuestros
deseos e intereses. Sin la voluntad suficiente no se puede avanzar hasta
lograr objetivos planeados y nos rendimos ante el obstáculo más pequeño.
Generalmente
orientamos nuestros pensamientos y conducta hacia lo que nos parece la mejor
opción, a lo que es más conveniente y que, sin tanto riesgo ni esfuerzo, nos
proporciona el mayor placer o los mayores beneficios; desde la diversión con
los amigos hasta la búsqueda de una mejor posición en el trabajo, incrementar
nuestro patrimonio; o mejorar la situación social de nuestra familia.
Cuando se nos presentan situaciones donde debemos hacer una elección y para alguna de las opciones existe la motivación, el interés y el convencimiento suficientes sobre los beneficios que nos traerá, y además es tan sencilla de realizar que el esfuerzo, el riesgo o las dificultades que implican las actividades involucradas son mínimas; la fuerza de voluntad que debemos aplicar es casi inexistente, simplemente elegimos esa opción casi de manera automática, pues la facilidad de las actividades a realizar y los resultados esperados están en línea con nuestros intereses; como salir a pasear con nuestra pareja, ir de vacaciones a la playa, organizar una reunión con amigos, asistir al cine, o a alguna fiesta, etc.; podríamos decir que en este tipo de actividades no hay una aplicación real de nuestra fuerza de voluntad.
Cuando se nos presentan situaciones donde debemos hacer una elección y para alguna de las opciones existe la motivación, el interés y el convencimiento suficientes sobre los beneficios que nos traerá, y además es tan sencilla de realizar que el esfuerzo, el riesgo o las dificultades que implican las actividades involucradas son mínimas; la fuerza de voluntad que debemos aplicar es casi inexistente, simplemente elegimos esa opción casi de manera automática, pues la facilidad de las actividades a realizar y los resultados esperados están en línea con nuestros intereses; como salir a pasear con nuestra pareja, ir de vacaciones a la playa, organizar una reunión con amigos, asistir al cine, o a alguna fiesta, etc.; podríamos decir que en este tipo de actividades no hay una aplicación real de nuestra fuerza de voluntad.
Si no
hacemos lo necesario por ejercitar y reforzar nuestra fuerza de voluntad no
tendremos la capacidad suficiente para superar los obstáculos que se nos
presentan en la vida y corremos el riesgo de actuar con base a las decisiones y
la voluntad de otras personas.
Nuestras vidas podrían mejorar si tuviéramos más fuerza de
voluntad; comeríamos de manera adecuada, haríamos ejercicio con regularidad,
evitaríamos cualquier adicción, como el cigarro y el alcohol, ahorraríamos, no dejaríamos las cosas para
después y en general alcanzaríamos todo tipo de metas. Una fuerza de voluntad
débil es la principal responsable de nuestras decisiones equivocadas, por
fortuna la fuerza de voluntad es algo que se puede mejorar con la práctica.
¿Cómo
hacer, para cambiar esto?
Casi
cualquier situación de la vida es una oportunidad para ejercitar nuestra fuerza
de voluntad, los obstáculos son un medio para el aprendizaje, una vida
libre de situaciones en las que debemos elegir reduciría todas nuestras
posibilidades de ser mejores a cero. Ante cualquier situación que se nos
presenta donde implique realizar una elección o insistir en una actividad,
debemos pensar detenidamente que es lo correcto, en lugar
de que es lo que nos conviene o que es lo que deseamos, y entonces, simplemente
hacerlo.
Hay
varios consejos para ayudarnos en situaciones donde sentimos que nuestra fuerza
de voluntad es débil.
1.
Modificar hábitos, en ocasiones basta con pequeños cambios en nuestros
hábitos diarios, como ponernos el cinturón en sentido contrario al que lo
hacemos normalmente, o utilizar la mano contraria para abrir la puerta,
sostener la taza de café, lavarnos los dientes etc., para mejorar la fuerza de
voluntad.
2.
Tensión muscular; la mente y el cuerpo están tan
unidos que simplemente apretando los músculos, en una situación en que debemos
utilizar la fuerza de voluntad, esta se puede activar.
3.
Distracción, si pensamos en otra cosa ante una tentación,
nos costará menos trabajo controlarnos.
4.
Alimentación, cuando nos falta glucosa nuestra
capacidad de autocontrol disminuye, se recomienda no eliminar ninguna comida
para conservar la fuerza de voluntad necesaria para hacer ejercicio, dejar de fumar
o estudiar.
5.
Recuerdos, en momentos de indecisión, es útil
recordar a alguien por quien sentimos algo especial, de modo que su recuerdo
nos ayude a sacar la fuerza de voluntad necesaria.
6.
Emociones, las emociones son un buen motor para
poner en marcha la fuerza de voluntad, y se puede combinar perfectamente con el punto anterior; en una situación de indecisión, podemos
recordar alguna situación que nos haya provocado coraje, o recordar alguna persona por quien sentimos algo especial, y el recuerdo de esta emoción nos
ayudará a obtener la fuerza de voluntad que necesitamos.
Las
situaciones anteriores son recursos que se utilizan cuando sentimos que
nuestra fuerza de voluntad se debilita; para conseguir resultados más
rápido, e integrarlos a nuestra conducta de manera permanente, podemos utilizar
el método que hemos visto en las publicaciones anteriores; la visualización mental
acompañada de afirmaciones positivas; este método se conoce también con los
nombres de “Programación
Neurolingüística”, “Visualización Creativa”, o “Autosugestión”.
Buscamos
un lugar tranquilo donde permanecer sin ser molestado durante 30 minutos.
Creamos
una imagen mental, lo más detallada posible, sobre una situación donde
apliquemos nuestra fuerza de voluntad, como hacer ejercicio, leer un libro,
dejar de fumar, etc., para lograr mayor detalle, debemos fijar la atención en
los sonidos, olores, colores y textura de los objetos que hay en la situación
que imaginamos, mientras mas detallada sea la visualización es mejor. Vamos a visualizarnos actuando y
sintiendo como si ya tuviéramos las características que deseamos, esto
es muy importante, el método da mejores resultados si combinamos los detalles imaginados con
las emociones, como nos sentiríamos al aplicar nuestra fuerza de voluntad y
obtener el resultado deseado.
Cerramos
los ojos y acompañamos nuestro cuadro mental con las siguientes afirmaciones:
Me siento
lleno de energía. Yo logro lo que me propongo. Siempre encuentro la solución a
cualquier problema. Yo insisto siempre hasta lograr lo que quiero. Yo siempre sigo
adelante. Yo siempre domino mis deseos. Todo es posible, Yo si puedo
Me imagino como sería yo si desarrollo la fuerza de voluntad suficiente para dominar mis miedos, mis deseos y pensamientos y hacer lo que debo hacer justo en el momento en que tengo que hacerlo; ¡¡¡nada podría detenerme!!!
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