viernes, 4 de octubre de 2013

Manual para lograr el éxito-XI Integridad y Valores


Integridad y Valores

¡Ten cuidado con tus pensamientos, tus palabras y tus acciones, alguien en tu familia, escuela, trabajo o entre tus amigos podría estarte tomando como ejemplo!

¿Estoy conforme con lo que he obtenido de la vida hasta ahora?, ¿tengo lo necesario para lograr mis metas y alcanzar mis sueños, soy del tipo de persona que atrae a la gente, que se fija metas y hace que las cosas ocurran? Si me tomo el tiempo para analizar detenidamente mi conducta, ¿encuentro que poseo las cualidades que necesito?, ¿quiero lograr un cambio positivo en mi forma de ser y no encuentro la forma de conseguirlo?, ¿quiero un mejor futuro para mi familia?; estas son algunas de las preguntas que tenemos que hacernos constantemente y responderlas sinceramente si es que queremos desarrollar de manera sostenida nuestro potencial. Para lograr la fortaleza de carácter y la personalidad necesaria para dar respuesta afirmativa a todas estas preguntas y lograr el éxito se requiere tiempo, esto es algo que se debe trabajar en nuestras actividades diarias, en la familia, la escuela, el trabajo, o con los amigos. Una buena forma de iniciar es revisando cómo anda nuestra escala de valores y nuestra integridad.

No es fácil, en esta época, ser comprometidos y congruentes en nuestros pensamientos, palabras y conducta con nuestros valores. Vivimos una época en la que los medios de comunicación nos influyen fuertemente y por lo general solo pensamos en nosotros mismos y en nuestro beneficio, y esto hace que los valores morales se vayan deteriorando, o vayan desapareciendo poco a poco.

Los valores son ideales y creencias sobre lo que es bueno y determinan nuestra manera de ser al influir en nuestras ideas, nuestras emociones y nuestra conducta.

Cada uno de nosotros le damos más importancia a unos valores que a otros, y de esta forma construimos nuestra escala personal de valores; estos forman parten de nuestra personalidad, influyen en nuestras decisiones y fortalecen nuestro sentido del deber, consideramos y sentimos que hacemos algo incorrecto cuando actuamos en contra de ellos.

Aprendemos los valores desde la infancia, principalmente en la familia y la escuela, y cada uno de nosotros les asignamos un significado propio de acuerdo a nuestra experiencia. La importancia que les damos se va modificando con los años, dependiendo de nuestras necesidades e intereses y esto transforma nuestra escala personal de valores.

Hace poco leí en una revista de negocios que la mayoría de las Universidades en México, a partir de los años 80’s, dejaron de incluir materias de tipo humanista, especialmente aquellas que refuerzan los valores individuales como la lealtad, la ética y la tolerancia y se enfocaron en transmitir los conocimientos necesarios para cumplir labores técnicas en el trabajo, y habilidades en el manejo de tecnologías de la información, y esto se ve reflejado tanto en la sociedad como en el mercado laboral con una pérdida progresiva de valores; además, si a esto, agregamos la cantidad de videojuegos, programas de televisión y películas que se exhiben, en donde se resalta que el robo, la violencia, el engaño, la homosexualidad, el fraude, la prostitución, la búsqueda de dinero a cualquier precio, la irresponsabilidad, y la falta de lealtad son aspectos “normales” de la vida actual y en algunos casos, inclusive dignos de admiración; imaginen la situación a la que nos enfrentamos. En las empresas esto se traduce en una menor lealtad, robo hormiga, altos índices de rotación, fraudes, ausentismo, robo de información y de clientes; en la sociedad se ve reflejado también en el incremento en los índices de accidentes y criminalidad, en la búsqueda del beneficio personal sin tomar en cuenta los intereses de los demás; tenemos otros ejemplos, como la búsqueda de mayores utilidades en las empresas a costa los bajos sueldos de sus empleados, o de perjudicar a las empresas de su competencia, o incluso crear adicciones entre sus clientes, usuarios o consumidores.

Si solo nos enfocamos en desarrollar habilidades como la disciplina, el logro de resultados y un alto desempeño, tendremos algunas ventajas sobre la mayoría, estos son aspectos útiles, pero para lograr el verdadero desarrollo y un crecimiento personal sostenido, nos debemos enfocar en los aspectos que, con base en buenos valores, refuercen nuestro carácter, que lleguen a formar parte de nuestra personalidad.

Cuando se hacen encuestas a los hombres de negocios, líderes políticos o religiosos, y se les pregunta qué cualidad creen que es la más importante para su éxito como líderes, la mayoría de las respuestas son: integridad y valores.

Las personas con buenos valores e integridad no dicen una cosa y hacen otra totalmente diferente, pues eso sería fingir, sería hipocresía; y aún si usáramos las mejores técnicas y procedimientos de influencia para lograr que otras personas hagan lo que queremos, que trabajen mejor, que se sientan motivadas, que tengan aprecio por nosotros y que formen un buen equipo y se caigan bien entre ellos, mientras nuestro carácter sea influenciado por la hipocresía y la falta de valores, entonces, a largo plazo no podremos conseguir el éxito. Nuestros actos, contrarios a nuestras palabras, originarán desconfianza, y todo lo que hagamos, aun usando las llamadas técnicas de liderazgo e influencia, sonará falso, será visto como una simple manipulación.

Las personas íntegras viven sus valores y lo que piensan, siempre podemos confiar en ellas y nos sirven de ejemplo a la mayoría de nosotros ya que actúan de manera coherente con sus valores personales, los cuales generalmente son compartidos por su comunidad, tratan de hacer siempre lo correcto; esto no quiere decir que no busquen beneficiarse de lo que hacen, pero en sus actos siempre evitan afectar los intereses de otras personas. En algún momento de su vida decidieron que su actitud y su forma de ser era lo más importante y, en línea con sus valores, actúan de manera congruente con su forma de pensar y de expresarse en su familia, escuela o trabajo, nunca piden más de lo que ellos mismos están dispuestos a dar y son una motivación constante para el desarrollo personal de quienes los rodean

Si pudiéramos elegir nuestra forma de pensar, de hablar y comportarnos, ¿cómo nos gustaría ser?

Hagamos una pequeña lista con las cualidades personales que nos gustaría poseer, solo actitudes y no aspectos físicos; estoy casi seguro que entre ellas estarían algunas como, la independencia, el respeto, la libertad, la honradez, la justicia, la lealtad, la tolerancia, la puntualidad, la salud, el trabajo, el ejercicio, la previsión, el aprendizaje, la confiabilidad, la disciplina, la fuerza de voluntad, la verdad, la actitud positiva, la fidelidad, la bondad, autodominio, fortaleza, la generosidad, la gratitud, la paciencia, la responsabilidad, etc. Una vez terminada, esta sería nuestra lista de valores, aquello que sabemos que es bueno y que nos gustaría poseer.

Deberíamos tener esta lista siempre a la vista, revisarla constantemente para ver si nuestra escala de valores ha cambiado, si estamos siendo congruentes con los mismos.

En caso de que quisiéramos adquirir algún valor nuevo o reforzar los que ya tenemos, siempre podemos utilizar el método de visualización mental, que vimos en las publicaciones anteriores, grabar cada uno de ellos en nuestra mente, y hacer todo lo posible por ser fiel a estos valores, esto se expresará diariamente a través de nuestros pensamientos de nuestras palabras y nuestros actos.

Siempre es mejor dar mayor peso a los valores que ayuda a fortalecer nuestro carácter y personalidad y no confundir valores con habilidades; los primeros afectan directamente la forma en que nos comportamos y las habilidades nos proporcionan ventajas técnicas.

Entre los valores que afectan nuestra personalidad están, el interés por los demás, la fuerza de voluntad, la disciplina, el compromiso, el respeto, la independencia, la libertad, la honradez, la justicia, la lealtad, la fidelidad, la tolerancia, la verdad, etc.

Entre las habilidades que nos proporcionan ventajas sobre la mayoría de la gente tenemos a la lectura rápida, la memorización, la visualización, los métodos de comunicación efectiva, la concentración, etc.

¡Vamos a adoptar buenos valores, y a ser congruentes con ellos en nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestros actos!



Me imagino como sería yo, si tengo buenos valores y además pienso, hablo y actúo con base en ellos.

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