Hace algunos años me gustaba leer todo lo que podía
sobre temas esotéricos, en una ocasión llegó a mis manos un libro sobre
tradiciones del Tíbet, en este libro se señalaba lo que te comentaba sobre el
entrenamiento que por varios años recibían los monjes para realizar la
transferencia de consciencia y ayudar a las personas a morir sin sufrimiento
alguno. El libro señalaba las palabras necesarias y daba algunas indicaciones
muy generales sobre la forma en que se debían pronunciar.
Con curiosidad, y muy poca prudencia, pronuncié las
palabras que venían en el libro; lo que recuerdo aún después de que han pasado tantos
años, es que empecé a sentir un hormigueo anormal en todo el cuerpo y sentí
algo parecido a cuando te vas a desmayar; empiezas a ver borroso y sientes una
gran debilidad física; de repente sentí miedo, mucho miedo, me levanté y corrí
hasta un tanque de agua que teníamos en el patio de la casa, me mojé la cara y
la cabeza con agua fría, el hormigueo desapareció, pero la debilidad física
continuó, instintivamente supe que había hecho algo que no debía y le rogué a
Dios para que no me sucediera nada malo; la sensación disminuyó poco a poco
pero no desapareció. En la semana siguiente a ese día, baje como 10 kilos de
peso, me pasaba todo el día adormilado en la cama, sin fuerzas ni siquiera para
levantarme ni comer, recuerdo que comencé a pensar en que no había remedio, que
me iba a morir, reflexioné en todas las cosas que nunca iba a tener oportunidad
de realizar; ya no vería más a mi familia ni a mis amigos, no tendría
oportunidad de conocer a quién sería mi esposa, y mucho menos a mis posibles hijos;
nunca tendría la oportunidad de terminar de estudiar ni de seguir aprendiendo,
todo se iba a terminar; por esas fechas nos visitó mi abuelita que vivía en
Guanajuato y cuando me vio, empezó a llorar, le dijo a mi mamá que me iba a
morir si no hacían algo; después supe que fueron a consultar a una curandera; quien
les dijo que estaba asustado, que era algo grave y también les dijo como
curarme; me aplicaron la curación que les recomendó la curandera y después de
ese día empecé a recuperarme poco a poco; todavía durante varios meses en los
que al acostarme y cerrar los ojos sentía que mi cuerpo empezaba a dar vueltas
y caía en algo obscuro y profundo.
Después de algunos meses, busqué el libro que había
sido el causante de todo para quemarlo y evitar que alguien lo leyera y pasara
por la misma experiencia que yo, pero no lo pude encontrar por ningún lado;
creo que mi mente se auto protegió borrando por completo de mi memoria el lugar
donde lo había guardado.
Algunos años después, por pura casualidad, encontré
el libro escondido entre otros objetos, con algo de temor lo abrí y comencé a
leer nuevamente, pero para mi gran sorpresa, lo que decía el libro no concordaba
con lo que recordaba haber leído; recuerdo que el libro que leí originalmente
mencionaba la forma en que se entrenaban algunos monjes para controlar la
temperatura corporal, de cómo practicaban cubriendo su cuerpo con sabanas
mojadas y las secaban aumentando la temperatura de su cuerpo mediante la
concentración mental; recuerdo también que realizaban algunos ejercicios para dominar
algo conocido como levitación y algunas otras prácticas relacionadas con lo que
llaman el cuerpo astral.
Hasta el día de hoy no comprendo exactamente que
sucedió pues el libro que encontré no decía nada de esto que te menciono; ¿fue
todo una confusión de mi mente, un mecanismo de autoprotección de mi cerebro
para evitar algún daño; confundí recuerdos de lecturas de varios libros; o
realmente, de alguna forma que no entiendo viví tales experiencias?; no lo sé,
pero de algo si estoy completamente seguro.
Hay demasiadas cosas en este mundo que no conocemos
y que no por ello dejan de ser reales; “determinados
sonidos pronunciados de la manera adecuada tienen efecto sobre el mundo físico
y las oraciones son un ejemplo de estos”
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